FELIZ 2014! LES DESEO DE TODO CORAZÓN!!!
martes, 31 de diciembre de 2013
“Que Dios bendiga a cada uno de ustedes, que derrame mil bendiciones y protección en sus vidas y proyectos, que el año que termina haya sido de grandes experiencias en vuestra vida, y que de lo aprendido en éste año, nos ayude a ser mejores personas y nos de el crecimiento como seres humanos para afrontar cualquier dificultad que se nos presente en el futuro.
lunes, 30 de diciembre de 2013
domingo, 29 de diciembre de 2013
sábado, 28 de diciembre de 2013
viernes, 27 de diciembre de 2013
jueves, 26 de diciembre de 2013
Cómo lucha contra el vacío existencial
Ningún hombre tiene vocación de náufrago, ni de Robinsón Crusoe. Sólo luchando con los fuertes se llega a ser fuerte. Para vivir una vida que valga la pena, no basta flotar a la deriva.
Ningún hombre tiene vocación de náufrago.

Leyendo un libro de reciente aparición, me he acordado de la obra más célebre del preso tal vez más conocido del campo nazi de Auschwitz, “ El hombre en busca de destino ”. Del psiquiatra austríaco Viktor Frankl , discípulo de Freud y fundador del método psiquiátrico curativo de la logoterapia. El piensa que nuestro mundo padece de un vacío existencial caracterizado por la falta de sentido.
En otra de sus obras, hablando del sentido del sufrimiento, Frankl citaba la carta que le escribieron algunos presos del penal de Florida, después de leer sus libros: “ He encontrado el sentido de mi vida ahora, cuando estoy en la cárcel, y sólo tengo que esperar algún tiempo, hasta que tenga la ocasión de repararlo todo, de hacerlo todo mejor”. (..) Y el preso número 552-022 me escribe: “¡Querido doctor: Durante los dos últimos meses un grupo de presos hemos leído sus libros y escuchado sus cintas. ¡Qué cierto es que también en el sufrimiento se puede encontrar un sentido…! De alguna forma, mi vida ha comenzado ahora. (..) Aquí, en la prisión, rodeados de las más severas medidas de seguridad de toda Florida –aquí, a unos cientos de metros de la silla eléctrica—precisamente aquí son nuestras lágrimas sinceras. Estamos cerca de la Navidad. Pero para nosotros la logoterapia es la resurrección. Desde el Gólgota de Auschwitz se levanta, en esta mañana de resurrección, el sol del amanecer. ¡Que nuevo día llega hasta nosotros! .
Como también me trajo a la cabeza a las cuatro protagonistas de otro libro reciente –“ Yo he sobrevivido a un aborto ”–, que coinciden en señalar que si lograron salvarse es porque Dios tenía alguna misión prevista para ellas. Esta obra es un ejemplo de esa “llamada” a hacer algo especial en la vida. Algo a lo que dedicar su existencia, salvada milagrosamente.
En la trama del mundo, la vida de cada hombre es como un sendero, una gran aventura, que supone un crecimiento hacia lo máximo del ser: una maduración pero, al mismo tiempo paradas, crisis y disminuciones. Es un camino en pos del sentido último de las cosas, en el que el hombre tiene que abrirse paso por sí mismo, tomar decisiones por su cuenta y luchar batallas por su propio brazo. Sintiendo en los ojos el reto de los colores y en el rostro la llamada de los vientos.
El sentido vocacional de la vida significa, por supuesto, que en el mismísimo punto de partida hay una propuesta paradójica: para llegar a ser uno mismo es preciso romper la soledad del ensimismamiento. Hay que tener el arrojo de aventurar la vida. Salir del propio caparazón, abrirse a Dios y a los demás: “Alguien me quiere en tus ‘te quiero\\’, … ”, ha escrito el poeta Miguel d\\’Ors. Porque estamos proyectados a ser “ gente-llamada-a-estar-unida ”. Sí, hay que asumir personalísimamente el protagonismo de la propia vida; pero en primera personal del plural. De esa manera se evita el mirar a tientas, casualmente, sólo a la propia libertad. Un gurú americano de esos que enseña el manejo de las cosas para que le salgan bien al que las usa, afirma que “ el mejor modo de predecir el futuro es crearlo ”.
Hay que arriesgarse, hay que perder el miedo a vivir. Hay que lanzarse, como decía antes Stephen R. Covey . Lo decía también Juan Pablo II , al asomarse por primera vez al balcón de San Pedro, nada más ser elegido Papa: “¡No tengáis miedo. Abrid las puertas a Cristo!” . Y en ese amor de totalidad que Él nos pide están incluidos todos los demás amores humanos nobles que podemos tener en la tierra: a los padres, a la novia, a los hermanos, a los amigos, a la esposa y madre, etc.
Porque Dios es el coprotagonista estelar y socio mayoritario en la empresa de vivir apasionadamente. No se puede hablar del hombre sin hablar de Dios: si el Cielo se vacía, la tierra se llena de ídolos. Y hay que contagiar esa alegría de vivir, esa esperanza, a los que nos rodean. Para eso tenemos que saber hablar de lo que creemos y de por qué creemos. Que estamos aquí con un destino concreto, demasiado emocionante como para dejarlo pasar de largo. Como para no compartirlo a manos llenas.
Hay que ser optimistas, como lo eran los hombres de la Ilustración: pensaban que el espíritu humano tiene un poder enorme, que le hace ir siempre hacia delante. ¿No hemos suprimido la esclavitud, una vieja institución que hunde sus raíces en tiempos arcaicos y que sirvió de base a todo el modo de producción esclavista? ¿No se ha llegado a eliminar la pena de muerte en la mayoría de los países desarrollados? Oscar Wilde , que no era ningún revolucionario, decía que “ la historia era un desembarco en sucesivas utopías ”.
Si a esto le añadimos que Dios, que nos ha creado, es bueno, el resultado no puede ser verlo todo negro. Los problemas –nuestras limitaciones personales, que son reales–, están para ser enfrentadas y superadas. “ Vivir es eso: estar todavía a tiempo ”, comentaba el famoso guitarrista Narciso Yepes . Si nuestros antepasados se hubieran rendido, pensando en un destino ciego o sólo en porvenires negativos, no estaríamos nosotros aquí. No hay que amargarse la vida y pasar el tiempo sufriendo. Es preciso aceptarnos como somos, de frágil barro de botijo. Tenemos que cambiar de actitud, pensando que hasta un objeto con un mecanismo tan sencillo tiene una gran utilidad para el hombre. Simplemente con cambiar de actitud, la vida puede ser feliz o ser un desastre. Si se puede vivir feliz, ¿por qué no hacerlo?
Hay que perder el miedo a vivir, aunque sea yendo a contrapelo. “ A semejanza de los soldados de Napoleón, llevas en la mochila el fajín de general ”, escribió Santiago Ramón y Cajal . No hay que temer el mañana, como si sólo nos fueran a acontecer catástrofes. Hay que tener la mentalidad del corcho que, pase lo que pase, siempre flota. Por el río. Y, al final, como dice el poeta, “… todos los ríos van a dar a la mar ”, y se convierten en océanos sin fin, anchurosos y plenos de vida. La muerte es el único pórtico de nuestra inmortalidad.
miércoles, 25 de diciembre de 2013
La conquista de sí mismo
La vida es una exploración de nosotras mismas y un aprender a dominar las pasiones que afloran como nunca entre los 15 y 23 años de edad…
Soñar mucho, ¡Soñar siempre! Especialmente cuando se es joven. Correr. Soltar todas esas energías que buscan conquistar y obtener una personalidad de “estrella”. Es maravilloso ser joven y tener planes, proyectos, ambiciones, ¡Querer revolucionar el mundo! Estudiar, ir a fiestas, ¡conocer la vida! ¡Vivir!…Pero ¡Cuidado! Tienes que saber que a “vivir” se aprende. La vida es una exploración de nosotros mismos y un aprender a dominar las pasiones que afloran como nunca entre los 15 y 23 años de edad. ¡Cuidado! Porque si no vas despacio y con cautela…..con prudencia y sobre todo, si no aprendes a vivir concientemente lo puedes lamentar más adelante.
Hay en el mundo una profunda crisis de valores humanos, una ausencia de valor personal y de sana alegría de vivir
Hace algunos años dando clases de Arreglo Personal y Modelaje, enseñaba a jovencitas como caminar, ser creativas con su cabello, maquillarse, seleccionar el tipo de ropa que les iba; también teníamos clases de relaciones humanas, auto-estima y buenas maneras. Fueron cientos las que estudiaron conmigo y así, algunas se convertían en mis favoritas. Recuerdo a una jovencita que llegó a mis clases a la edad de 15 años. Vivía con su mamá divorciada. Era muy despierta y segura de sí misma para su edad. Siempre le vi un potencial enorme para destacarse como presentadora de televisión. Me convirtió en su confidente. Y como tal, le aconsejaba “cuídate, no seas tonta. Tú debes construir tu futuro paso a paso, no quieras vivir alocadamente y desesperadamente que ya llegará el tiempo para cada cosa, -ten paciencia-". Es extremadamente difícil ser paciente cuando se es joven…. Y cuando no sabes lo que quieres…
Un día, cualquiera, mi querida alumna llego con la noticia de que había tenido un encuentro maravilloso con Jesús. Yo me puse muy feliz ¡Por fin su vida tendría una dirección! Se terminarían sus salidas nocturnas, dejaría el cigarro y sus relaciones con tantos muchachos. Lamentablemente, a los pocos meses de estar en este grupo de jóvenes quedó embarazada….y se convirtió en una madre soltera más.
Fueron meses en que desapareció de mi vida mi alumna más tierna, brillante y querida….al fin y al cabo usó su libertad como quiso y tuvo un hijo a los 19 años. Hoy en día, tiene una vida muy complicada. Estudia, trabaja y ha vuelto a tratar de tener una vida con Dios. Y surge la pregunta ¿Realmente qué buscaba esta muchacha al unirse a un grupo de jóvenes? ¿A Jesús? ¿O a ella misma?
Nosotros mismos vamos tejiendo nuestra historia y somos creadores de nuestra suerte
Recuerdo que mi responsabilidad para con la sociedad y mí misma nació cuando tenía 13 años. Todos los Lunes en el colegio donde estudiaba, cantábamos el Himno Nacional y hasta hoy, al remontarme a esos días y contemplar las canchas del mismo y mi Bandera Patria, resuenan en mi aquellas palabras de nuestra directora: "ustedes son el futuro". Cada vez que las escuchaba, “soñaba”. Soñaba con hacer una diferencia en la vida de las naciones, “soñaba en construir una raza más humana, más consciente, más entregada”. Y tú amiguita, dulce corazón, ¿con qué sueñas? ¿Cómo estás canalizando tu pasión y tu revolución? Porque la juventud es esa etapa de la vida de confrontación, de afirmación de la propia forma de pensar y expresión de los talentos. ¿Has reflexionado que realmente eres el futuro? ¿Sabes como se reflexiona? ¿Sabes que cada decisión, cada acción, cada paso, es un “tejer “ tu propia historia y biografía personal?¿qué estás haciendo para llegar a ser una gran líder dentro de la política, una maravillosa ama de casa o una fenomenal escritora? ¿Qué? ¿Quieres ser el futuro? Entonces es necesario que tu juventud sea crecimiento, desplazamiento de talentos, revolución que te encamine al bien.
Nadie mejor que Nuestro Papa Juan Pablo II para resumir estás reflexiones que hoy empiezo hacer contigo: “Sed exigentes con el mundo que os rodea; sedlo en primer lugar con vosotros mismos. Sed hijos de Dios: ¡Sentíos orgullosos de ello! (!te pondrás de moda!) No os resignéis a la mediocridad; no os rindáis a los condicionamientos de las modas corrientes, que imponen un estilo de vida no conforme con los ideales cristianos; no cedáis a los halagos del consumismo (está bien que estés a la moda, pero que está, no te convierta en su títere).
Ser exigente contigo misma es, no dejar que tus hormonas te controlen y hagan contigo lo que quieran
Eres exigente contigo misma, cuando cada problema que llega a tu juvenil corazón lo tomas como un reto para crecer y lo conviertes en parte de tu estrategia personal para madurar como ser humano y candidata a mujer completa. Marcas una diferencia, que construye el futuro cuando “logras resistir la presión de los otros que no ven en la dirección en que tú miras”. Queridísimas jóvenes, amigas mías, como dice la canción de Ricky Martín, (sí, ¡También a mi me gusta!) la vida es competición, hay que soñar ser campeón…. Ve a lo alto de la Montaña (que será para ti lo que más te cueste) y comienza a dominar tu futuro, actuando tu presente.
martes, 24 de diciembre de 2013
¡FELIZ AÑO NUEVO!
Lo hemos oído y dicho mil veces. ¿Con fundamento? La felicidad es don y quehacer. Tiene una fuente y hay que ir a beber de ella. Es un elixir y hay que tomarlo, aunque el primer sorbo pueda saber amargo
¡FELIZ AÑO NUEVO!
El secreto de la felicidad
¡Feliz Año Nuevo! Lo hemos oído y dicho millares de veces. Es el deseo sincero y unánime en la inminencia y entrada del nuevo año. Pero ¿qué es un deseo de este estilo? Casi siempre un esperar sin fundamento, como el que espera que llueva o no llueva, pero no depende de él. Sin embargo la felicidad sí depende de cada uno, es a la vez don y quehacer. Tiene una fuente y hay que ir a beber de ella. Es un elixir y hay que tomarlo, aunque el primer sorbo pueda saber amargo.
¿Dónde está la fuente? ¿Cuál es el elixir? ¿Alguien tiene el secreto de la felicidad? ¿Sonaría a petulacia decir «yo»? Sonaría, seguramente. A pesar de todo, muchos podemos decirlo.
«El cristiano posee el secreto, conoce el camino para alcanzar la felicidad», afirmaba sin dudarlo Juan Pablo II [1]. Toda la obra del Redentor -a quien, conmovidos, hemos contemplado sonriente entre los brazos de su Madre Virgen, en la gruta de Belén-, así como cada una de sus palabras y gestos, son parte integrante del gran secreto. En la víspera de su Pasión, Jesús exclamará: «digo estas cosas en el mundo para que tengan mi gozo completo en ellos mismos» [2].
Él, perfecto Dios y perfecto hombre, es la plenitud de la alegría. El Verbo se ha humanado para compartir con nosotros su felicidad eterna, inmensa y sin sombras.
Todo ser humano, desea irresistiblemente ser feliz. Es lo natural. ¡Hay naturaleza humana! «¿Para qué nos ha creado Dios?», se pregunta Juan Pablo II. La respuesta, dice, «es absolutamente segura: Dios ha creado al hombre para hacerlo partícipe de su felicidad» [3]. ¿Y el camino?. «Yo soy el Camino» [4], afirma Cristo. Principia en el heno de un pesebre y transita por el madero de un patíbulo. ¿Qué tiene que ver la felicidad con un sendero semejante? Senda ardua, trabajo duro y silencioso, servicio a los demás, sacrificio… ¿Esto es el camino de la felicidad? ¿No la buscan las gentes por veredas bien distintas? Cierto, y por ello es que no alcanzan su objetivo. Cuando la felicidad se busca en los bienes de afuera, el hombre desespera de ser feliz, se hunde en una suerte de melancolía infinita. Ahí sólo cabe hallar destellos fugaces: «aún no empieza el placer y ya se termina» [5]; el sentimiento de frustración es inevitable.
Por eso quizá, decía Paul Claudel, «no hay nada para lo que el hombre sirva menos que para la felicidad; nada que tan deprisa le canse». Sin embargo, añade, «en el hombre hay una necesidad espantosa de felicidad y es preciso que se le dé su alimento, pues de lo contrario acabará devorándolo todo».
Sí, es preciso proclamar el secreto de la felicidad. Los cristianos, sin mérito personal, lo tenemos.
La felicidad es una cierta plenitud.
¿Plenitud de qué? ¡De vida! ¿De qué género de vida? Ante todo, de la vida que nos da el «ser persona» sin lo cual ni siquiera podríamos desear la felicidad. Si la deseamos de un modo insaciable es porque la dimensión espiritual de nuestro ser –irreductible a materia o vida sensitiva- se encuentra en tensión al Infinito: Verdad, Bondad, Belleza, Sabiduría, Libertad, Amor infinitos.
Lo primero que es preciso plenificar , pues, en la vida humana es el entendimiento, facultad espiritual creada para la verdad. En el error, o sólo en posesión de «pequeñas verdades» [las del micro o macrocosmos], no se puede ser feliz. Es preciso nutrir el espíritu con el conocimiento de aquella gran Verdad, que no es «algo», sino «Alguien»: «Yo soy la Verdad» [6]. Como éstas no son palabras de un loco, han de ser de Dios. No hay felicidad humana sin el conocimiento personal de Dios, manifestado en Cristo. Es necesario el estudio de Cristo, aprender a Cristo, tratarle en la oración –a todas horas- y en los sacramentos.
Después del entendimiento, enseguida o a la vez hay que ocuparse de la otra facultad espiritual, la voluntad, esa capacidad prodigiosa de amar siempre más. No le bastan los «amores pequeños», y los mezquinos le enervan. Aspira al gran Amor sin traición y sin final que –en términos de san Josemaría- «sacia sin saciar». El corazón humano no es feliz hasta tanto no se encuentra lleno del Amor inmenso de Dios, es decir, mientras el Amor en Persona, no encuentra cabida en él [8].
Resulta indispensable para ser felices la posesión del Espíritu Santo, Espíritu de la verdad, que guía hasta la verdad plena y hace brotar en el alma santificada por su gracia, sabrosísimos frutos: alegría y paz que el universo no puede dar. Pues bien, «el Espíritu Santo es fruto de la cruz, de la entrega total a Dios, de buscar exclusivamente su gloria y de renunciar por entero a nosotros mismos» [9].
La felicidad, la alegría, no se encuentra sola, aislada: es el fruto íntimo del amor, su pulpa sabrosa; y no cabe disfrutarla si no es en el amor, el gran y definitivo amor, fruto que en la tierra sólo en un árbol madura: el de la Cruz gloriosa de Cristo resucitado. No es tan raro esto, no es ininteligible. Preguntad a las madres, interrogad a los enamorados y os dirán cosas que han hecho gozosamente, por sus amores, cosas que «desde fuera» lo llamaríamos «cruces».
Además, sabiendo un poco, aunque sólo sea un poco, de «las cosas que Dios tiene preparadas para los que le aman» [10], ya se pregustan aquí, se anticipa la felicidad eterna. Las personas vivimos más del futuro que del pasado y del presente. De lo contrario, el diagnóstico no podría ser otro que profunda decrepitud del espíritu; encefalograma espiritual plano.
Hay un elixir, hay una fuente:
* «El último día de la fiesta, el más solemne, Jesús puesto en pie, gritó: « Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba ; el que crea en mí », como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva. Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él. [11]
* «el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna. » [12]
* «yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin; al que tenga sed, yo le daré del manantial del agua de la vida gratis. Esta será la herencia del vencedor: yo seré Dios para él, y él será hijo para mi.» [13]
La felicidad es plenitud de vida.
En el Niño que hemos visto nacer en Belén «habita la plenitud de la divinidad corporalmente» [Col 2, 9]. No hemos celebrado simplemente un nacimiento, como advertía el cardenal Ratzinger: «En la Navidad no celebramos el día natalicio de un hombre grande cualquiera, como los hay muchos. Tampoco celebramos simplemente el misterio de la infancia o de la condición de niño. Ciertamente que lo puro y lo abierto del niño nos hace esperar, nos proporciona esperanza. Nos da ánimos para contar con nuevas posibilidades del hombre. Pero si nosotros nos aferramos demasiado a eso sólo, al nuevo comienzo de la vida que se da en el niño, entonces lo único que podría quedar en definitiva sería la tristeza: porque también esto «nuevo» acaba por hacerse algo viejo y usado. También el niño entrará en el campo de concurrencia y de rivalidad de la vida, participará en sus compromisos y en sus humillaciones, y, como remate de todo, acabará siendo, igual que todos, presa y botín de la muerte.»
Si nosotros no tuviéramos otra cosa que celebrar que sólo el idilio del nacimiento de un ser humano y de la infancia, entonces en último extremo no quedaría nada de tal idilio. Entonces nada tendríamos que contemplar más que el morir y el volver a ser; entonces cabría preguntarse si el nacer no es algo triste, puesto que sólo lleva a la muerte. Por eso es tan importante observar que aquí ha ocurrido algo más: el Verbo se hizo carne. «Este niño es hijo de Dios», nos dice uno de nuestros villancicos navideños más antiguos. Aquí sucedió lo tremendo, lo impensable y, sin embargo, también lo siempre esperado: Dios vino a habitar entre nosotros. Él se unió tan inseparablemente con el hombre, que este hombre es efectivamente Dios de Dios, luz de luz y a la vez sigue siendo verdadero hombre.» [Card. J. Ratzinger, Y el Verbo se hizo carne ].
La Navidad es la fiesta del Nacimiento de la Vida en plenitud corporalmente, que permanece [14] y se nos da en la Eucaristía.
Al desear a todos los colaboradores, amigos y lectores de Arvo y de encuentra.com un feliz Año Nuevo, pido a la Madre de Dios y Madre nuestra que nos abracemos, como Ella, con todas las fuerzas, a la Santa Cruz de Belén, del Calvario, de la Eucaristía: que pongamos los medios oportunos para conocer más y más a su Hijo, y al Padre y al Espíritu Santo. De tal conocimiento brotará un amor que irá in crescendo, al compás del paso firme y gozoso, sin desmayos, por el Camino de la Vida plena.
¡Feliz Año Nuevo!.
lunes, 23 de diciembre de 2013
Pastores y pastoras,
abierto está el edén.
¿No oís voces sonoras?
Jesús nació en Belén.
La luz del cielo baja,
el Cristo nació ya,
y en un nido de paja
cual pajarillo está.
El niño está friolento.
¡Oh noble buey,
arropa con tu aliento
al Niño Rey!
Los cantos y los vuelos
invaden la extensión,
y están de fiesta cielos
y tierra... y corazón.
Resuenan voces puras
que cantan en tropel:
Hosanna en las alturas
al Justo de Israel!
¡Pastores, en bandada
venid, venid,
a ver la anunciadaFlor de David!...
domingo, 22 de diciembre de 2013
Belleza personal: profesión obligada

Que la belleza no tiene el mismo valor en la mujer que en el hombre parece evidente. La identificación del sexo femenino como el «bello sexo» atraviesa diversas etapas, tanto por lo que respecta al cambiante estereotipo como a su significado y valor social.
Un estereotipo mutante
Artes plásticas y literatura, así como la trama visual de este siglo (cine, televisión, publicidad, etcétera), muestran un ideal variable, elaborado sobre dos pilares: la adjudicación de sentido estético a determinados elementos físicos y el resultado final de proporciones y apariencia de una mujer. Si la piel marfileña fue una vez sinónimo de belleza, hoy lo es el tono dorado. Las mujeres de las tablas flamencas serían consideradas ahora como insignificantes; las gracias de Rubens, tachadas de gordas. Los pies de las chinas fueron vendados para mantener un tamaño pequeño. Criaturas etéreas frente a mujeres rotundas, morenas que triunfan en los países nórdicos mientras en otros las rubias van a la baja. Así un largo etcétera.
¿Queda hueco para un modelo universal? A duras penas estaría limitado a la inexistencia de deformidades, taras físicas e imperfecciones cutáneas y, por supuesto, a la presencia de juventud. A lo largo de la historia, la consideración de la belleza de una mujer ha implicado la ausencia de esos trazos que delatan la edad: arrugas, manchas, flacidez de tejidos… Y aunque ser joven no significa siempre ser guapa, parece admitido que no se puede ser bella si no se es joven. A la inicial y desigual valoración que el factor estético tiene entre los dos sexos, se suma el diferente juicio sobre los efectos del paso del tiempo en uno y otro.
Si el concepto de belleza femenina es cultural —está en el ojo de quien mira, individuo y colectividad—, cabe indagar qué está detrás y por qué. Una primera aproximación nos remite a los estudios de género que consideran que el ideal de belleza y su sentido están unidos al papel asignado a la mujer.
¿En manos de quién está la belleza?
Así, la belleza ha estado ligada a la tradicional atribución al «segundo sexo» de debilidad (física o mental) y pasividad. Hay un amplio imaginario que se nutre de mujeres sílfides, angélicas, enfermas o hasta muertas. Es evidente la preferencia por representarlas estáticas e incluso hieráticas, simples objetos de la mirada ajena. A veces, incluso, absorbidas en su propia contemplación.
Perdura hasta hoy la arcaica suposición de que la belleza no casa con la inteligencia, de acuerdo a la cual algunas guapas son tenidas por tontas. La pervivencia de este tópico tiene también su explicación en la implacable lógica de la igualdad contemporánea reacia a admitir que Dios o la naturaleza repartan sus dones de forma gratuita y arbitraria, sin el espíritu de racionalidad y compensación que inspira al moderno Ministerio de Hacienda.
La belleza femenina lo es también en función de otro factor: el atractivo que tiene para los varones. Ciertos cánones inciden en los rasgos diferenciales: donde en él hay recta, en ella debe haber curva; lo que en él es fuerza, en ella debe ser fragilidad. Otros —algunos muy actuales— los desdibujan. En muchas culturas la belleza implica atención preferente sobre aquellos elementos físicos o sus características que se asocian (con razón o sin ella, conscientemente o no) a la fertilidad: caderas anchas, existencia de grasas y, por supuesto, juventud. Quizás la pervivencia de la identificación de belleza femenina y juventud resida ahí. A pesar de que hayamos desligado sexualidad y procreación, la potencial fertilidad de una joven funciona todavía como un residuo, un atractivo para el varón con el consiguiente valor estético.
El atractivo sexual convierte a veces la apreciación de la belleza en instinto, en meros atributos físicos, como sucede en las Venus paleolíticas (desnudas, acentuados sus órganos sexuales, minimizados los rasgos faciales) o en las chicas de la revista Playboy. En otros casos es más elaborado e incorpora elementos que hablan de mujeres, incluso de una sola mujer, no de hembras. Y a veces se estiliza tanto que desaparece como un factor perturbador.
miércoles, 18 de diciembre de 2013
Todos soñamos con el día en el que no haya prisa para...llegar al trabajo, evitar el tráfico, entregar el trabajo de universidad o el informe mensual en el plazo previsto, pagar las deudas que nos presionan, llegar a la cita del médico... Todo se hace con prisa y si no, da la impresión de que lo que hacemos no es importante. Y en este acelere de vida, donde el tiempo corre delante de nosotros sin que nunca lo alcancemos, no podemos permitirnos el lujo de sonreír a los otros, porque tenemos... prisa. Pero el tiempo es la vida, y solo tenemos una. Vivirla entre seres humanos serios, y siempre con prisa, es una triste vida. Todas las mujeres conocemos por experiencia personal, el poder de una sonrisa. La hija sonríe al padre para pedir un permiso; la esposa al marido para sugerir una iniciativa diferente; la joven para disculparse por su impuntualidad; la anciana para ocultar su dolor. Hay mujeres que sonríen por imagen, otras para anunciar una pasta de dientes. Algunas sonríen cuando se adula su vanidad, otras cuando necesitan un favor. Yo no sé si antes las mujeres sonreían más, pero tengo claro que nos ayudaría mucho, ahora, que lo hiciéramos más a menudo. Una sonrisa femenina, a tiempo, evita el desahogo del malhumorado compañero y la posible discusión; otras veces destensa la reunión de trabajo, y hasta puede mudar un enojo en carcajada. La sonrisa de una mujer conquista personas, serena a los niños, da seguridad al anciano, motiva al marido indeciso. Leon Tolstoi decía que el niño reconoce a la madre por la sonrisa, porque el hombre agradece desde niño la amabilidad. La mujer tiene una especial capacidad para empatizar con el otro. Entiende mejor el corazón humano. Lo llaman intuición femenina. Su sensibilidad le permite “sufrir” con el otro, ponerse en lugar, compadecerse de verdad. Y cuando la mujer descubre al hombre indefenso, no puede evitar que ese sentimiento de ternura que le viene dado por su natural afectivo, la invada. Entonces, sonríe, como una forma de decir al otro: no te preocupes, apóyate en mí. Esa sonrisa es un abrazo que acoge y da seguridad. La fortaleza de la mujer empieza cuando sonríe en los momentos tristes. Para que la mujer sonría tiene que aprender a vivir “despacio”, sin dejarse atropellar por el torbellino de las circunstancias. Necesita tiempo para estar atenta a los otros, a los suyos... Cuando los vea, descubrirá sus necesidades; y si las descubre, se entregará a remediarlas. La mujer es madre siempre. Entonces sonreirá pero lo hará desde dentro y su sonrisa tendrá luz. Por eso, si alguien tiene que sonreír mucho, en el claroscuro mundo de hoy, es la mujer. Todos se lo vamos a agradecer. |
lunes, 16 de diciembre de 2013
Publicidad intima,
pero a veces tengo la impresión que la mujer le gusta ser tratada como objeto... y muchas veces nos deleita oír que se es sexy, no que decir,...
Se trata de hacer una publicidad de mucha más calidad, que no degrade jamás a las mujeres.
Un profesional del marketing que trabaja en Barcelona me ha preguntado por la ética de la publicidad en lencería. Le he contestado que, por supuesto, la publicidad de ropa interior no es pornografía, ya que no pretende excitar sexualmente a quienes la ven, sino que invita a adquirir esos productos que tan necesarios son para la calidad de nuestra vida. Sin embargo, esto no significa que todo valga, pues no parece adecuado tratar las prendas íntimas como si fueran bolígrafos, bonos del tesoro o cacahuetes. La reciente moda de exhibición de la ropa interior por parte de los jóvenes de ambos sexos en nuestro país sugiere —a mi entender— que quizás hay algo que no se está haciendo bien en este campo.
Un profesional del marketing que trabaja en Barcelona me ha preguntado por la ética de la publicidad en lencería. Le he contestado que, por supuesto, la publicidad de ropa interior no es pornografía, ya que no pretende excitar sexualmente a quienes la ven, sino que invita a adquirir esos productos que tan necesarios son para la calidad de nuestra vida. Sin embargo, esto no significa que todo valga, pues no parece adecuado tratar las prendas íntimas como si fueran bolígrafos, bonos del tesoro o cacahuetes. La reciente moda de exhibición de la ropa interior por parte de los jóvenes de ambos sexos en nuestro país sugiere —a mi entender— que quizás hay algo que no se está haciendo bien en este campo.
La clave radica —me decía el experto consultor Julio Pérez-Tomé— en las características del medio publicitario que cada campaña emplea y en la imagen de la mujer o del hombre (y de las relaciones entre ambos) que se transmite. Respecto del medio, resulta completamente razonable que una revista dirigida fundamentalmente a mujeres presente publicidad atractiva de ropa íntima femenina, pero es también razonable que la publicidad exterior en vallas y marquesinas en las calles de nuestras ciudades y carreteras excluya estos anuncios. Pienso, por tanto, que habría de evitarse en medios impresos —periódicos y revistas— de carácter general y en televisión, o al menos minimizarse, y garantizar siempre que "no hiere la sensibilidad del espectador"
Respecto de la imagen, es lamentable que muchos de estos anuncios tengan una notable dosis de provocación. Algunos cosifican a la mujer, y últimamente también al hombre, presentándolos como un objeto y no como seres humanos que piensan y deciden por su cuenta. Otros presentan a las mujeres como prostitutas de lujo: los gestos y posturas de las modelos transmiten a veces un mensaje subliminal degradante, incluso de violentas prácticas sadomasoquistas. Por este motivo, me ha parecido esperanzador el anuncio del ministro Caldera en el Senado de la creación de una comisión asesora de la imagen de la mujer en publicidad. Ciertamente, su tarea no será fácil, pero eso que llamamos "sentido común" y que los clásicos llamaban decorum puede ayudar mucho. La ropa interior habría de venderse —como el resto de la indumentaria— por su comodidad, elegancia, calidad del tejido, tacto agradable, flexibilidad y adaptación, fácil lavado, precio, etc., y no como un reclamo sexual.
En definitiva —le decía en positivo a mi amigo experto en marketing—, hay una gran posibilidad de mejora en este campo. Se trata de hacer una publicidad de mucha más calidad, que no degrade jamás a las mujeres, y concentrada selectivamente en publicaciones o programas de televisión destinados preferentemente a mujeres: así sería más efectiva y, además, se evitaría marcar sexualmente los demás espacios comunicativos. En todo caso, una buena publicidad de lencería femenina no habría de excitar sexualmente al varón que la viese, sino que habría de lograr por sus propios méritos estimular a la mujer a comprar la marca anunciada.
Dicho de manera más general, los anuncios de lencería habrían de mover tanto a varones como a mujeres a cuidar su presentación física (lucha contra la obesidad, higiene personal, etc.) y, por supuesto, a renovar con más frecuencia su vestuario íntimo, pero habrían de lograr ambas cosas de un modo inteligente, esto es, evitando incrementar el nivel de sexualización de nuestra sociedad. En resumen, una publicidad íntima hecha con más inteligencia e imaginación, nos haría la vida más amable a todos e incluso podría incrementar las ventas de las marcas que acierten con sus productos y también con su publicidad
domingo, 15 de diciembre de 2013
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En lo que son iguales | “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus”, según el conocido título de Gray. Diferencias planetarias al margen, ellos y nosotras convivimos en la Tierra con muchos puntos en común y algunos en franca diferencia. Aprovechando que la alegría cotiza al alza y que hoy celebramos el Día Internacional de la Mujer, el sentido del humor también merece una reflexión. Sí, sí, el humor es algo muy serio. Tanto, que neurocientíficos de la Universidad de Stanford afirman que es necesario el largo viaje entre Marte y Venus para comprobar la diferencia con que ellos y ellas perciben el mundo. Aunque alguien pueda tomarlo a broma, la explicación aparece, tal cual, en la revista científicaProceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Hombres y mujeres usan de forma distinta el cerebro para percibir y apreciar el humor. En primer lugar, la apreciación del humor supone percibir una incongruencia, para lo que son necesarias varias estructuras de la corteza cerebral, la capa “fría” del cerebro que integra y analiza. Ahí, en las zonas implicadas en el procesamiento del lenguaje, las que participan en la comprensión semántica de lo coherente, no se aprecian diferencias entre sexos. Los gráficos de PNAS muestran cómo se “iluminan” las mismas zonas cuando se les presenta durante seis segundos un chiste dibujado, otro después de pocos segundos, y así sucesivamente. Incluso no hay diferencias en lo que encuentran divertido los hombres y las mujeres. Por tanto, la respuesta al humor presenta características universales. |
En lo que son diferentes | Ahora bien, las mujeres activan regiones específicas del cerebro en mayor extensión que los varones cuando se les presenta un estímulo humorístico. La estrategia femenina, que tanto desconcierta a los hombres, tiene siempre y para todo un paso adicional por el lado derecho de la capa “caliente” del cerebro. El sentimiento de diversión, o de tedio, o incluso malestar, requiere estructuras subcorticales, de la segunda de las tres capas concéntricas. Es ahí, en el sistema límbico, donde los pensamientos se tiñen del color de la emoción. Y se tiñen con dopamina, que en ellas se fabrica en más o menos cantidad según el grado emotivo y así confiere la correspondiente intensidad humorística a un chiste. Para los hombres no cambia la cantidad de tinte emotivo: basta el conocimiento “a secas”. Pero eso sí, para ambos lo chistoso es gracioso. |
Lo específico se confirma en el día a día | Menos tensión y más alegría Esa misma diferencia de estrategia cerebral, ese paso obligado para el cerebro femenino por el terreno de las emociones, es lo que suele producir el desconcierto mutuo ante la descripción de “¿por dónde se va a tal sitio?”. Ella dirá: ve hacia arriba, hasta la tienda de bolsos que hace esquina; y gira a la derecha, hasta llegar a la casa de tejado verde. Él se limitará a medir en metros o kilómetros, hacia el norte o el sur… Siempre hemos sabido que ellos suelen tener más sentido de la orientación espacial. Gracias a las neurociencias sabemos por qué. Un equipo de investigación en neuroimagen, compuesto por alemanes, canadienses y suizos, estudió qué ocurre en el cerebro de unos y otras mientras realizan una actividad de rotar mentalmente objetos geométricos en tres dimensiones. Sus conclusiones aparecieron en la revista científica Neuropsychologia. Las mujeres utilizan los dos hemisferios para casi todo, mientras que los hombres usan predominantemente uno: el lenguaje a la izquierda y la habilidad visual-espacial a la derecha. En el derecho de la mujer el terreno que emplea para el lenguaje compite con la orientación espacial. La estrategia masculina es de “construir” manipulando mentalmente el objeto, a fin de reorientarlo en el espacio (lado izquierdo); la femenina es más de “recuerdo y reconocimiento” (el derecho). Para ir hacia Venus él necesita planos interesterales; ella, con un par de detalles de los que conmueven irá y volverá de Venus a Marte sin perderse. Bien comprendida y aplicada en la vida cotidiana, la investigación neurocientífica supone una gran ayuda para armonizar las relaciones personales entre hombres y mujeres. Por extensión, un buen uso de este conocimiento favorece unas relaciones sociales menos tensas: con más alegría y sentido del humor. |
sábado, 14 de diciembre de 2013
¿Qué color? ¿Para qué ocasión? ¿Con qué combina?
El negro:
Un vestido negro es un clásico de la moda que nunca debe de faltar en tu vestuario. Hay algunos accesorios que debes adquirir y con un solo atuendo estarás lista para muchas ocasiones, sigue los consejos de nuestra experta en moda y prepárate para cualquier ocasión.
Es un color espectacular, porque tiene la gran cualidad de adelgazar y además es el color de la elegancia de allí que la mayoría de mujeres y hombres van de traje negro a las fiestas más elegantes.
Combina fácilmente con la mayoría de colores, pero no lo trates de usar con otros tonos muy oscuros como el café o el azul medianoche. Tampoco lo uses todos los días y mucho menos en todas tus prendas, por que este color también representa el luto.
Es el color de la noche y del invierno, se ve muy bien en abrigos, chaquetas y bufandas.
El Blanco:
Es el color básico en nuestro armario, seguro que tienes mas de una blusa en este tono. Combina muy bien con casi todos los colores, aunque no debe lucirlo con beigs o con marfil; Es ideal para lucir en el verano o en climas cálidos, y lo puedes llevar no solo en camisas, es perfecto en vestidos cortos y maxi vestidos, pantalones y hasta en zapatos.
Para climas fríos lo ideal es llevarlo cerca del rostro en pashminas, camisas, tops y prendas deportivas.
El color blanco representa la pureza por eso se lleva en los vestidos de Novia y es el preferido de todas!
El Gris:
Es un color neutro que combina muy bien con colores vibrantes de la gama de los rojos como el vino tinto y el magenta, también se ve muy bien con tonos verdes y azules. Y es un excelente aliado del blanco y del negro. A demás en accesorios brillantes o mates el plateado da mucha elegancia al vestir y se puede llevar con todos los colores cálidos. El gris es un color elegante y muy discreto.
El verde:
Es un color poco usado por las mujeres ya que se asocia mas con el vestuario de camuflaje, sin embargo en vestidos de fiesta está muy de moda en sus tonalidades mas encendidas como el verde esmeralda, el verde acido, o el verde aguamarina.
Si vas a usar un verde habitualmente usa el verde oliva o el verde militar y combínalo con tonos de color tierra o arena.
Café o marrón:
Este color pertenece a los colores tierra y la mejor manera de usarlo es combinado con otros tonos de su misma gama como los colores arenas ( beige, champagne, marfil ) y colores como el bronce, oro y ocre.
Es un color que no puede faltar en tu armario, además es el color por preferencia del cuero, se ve muy fino y elegante en carteras, botas y chaquetas.
También úsalo con azules en toda su gama desde el azul cielo hasta el agua marina.
El azul:
El color de casi todos los jeans, es un color que va muy bien con el gris, los rojos y los tonos cremas.
Si es muy oscuro al igual que el negro estiliza la figura y adelgaza, y si es muy claro como el azul cielo es ideal para usarlo cerca del rostro ya que aporta luz a tu atuendo.
Es un color informal si lo llevas en tus jeans válido para todas las temporadas, combinado con botas altas para salir en la noche o con baletas planas para un día de picnic.
viernes, 13 de diciembre de 2013
LA NAVIDAD SE VISTE DE ROJO
Pensar que el 2013 ya casi se nos fue...
¿Que haremos en 2014? Tengo la esperanza de que se cada uno se haremos este próximo año un poquito mas humano!
Pinchar fotos para ampliar
Por: Mª José F. Serra

Alberta Ferretti
Balmain
Bottega Veneta
Carolina Herrera
Dolce y Gabanna
Giambatista Valli
Moschino
Dolce y Gabanna
Amaya Arzuaga
Nina Ricci
Angel Schlesser
El color más impactante de la paleta vuelve para convertirse en un must de la Navidad. ¿qué color puede dar más calidez y alegría a las fiestas más importantes del año?. Para el día y para la noche, en tejidos sutiles y románticos como el encaje y la gasa, con el toque punk del cuero o con la calidez del mohair el rojo gana la partida a las brumas del invierno.

El color rojo va siempre acompañado de un calificativo que le añade una fuerza mayor: hemos oído hablar del rojo fuego, el rojo pasión, el rojo Valentino, el rojo Ferrari… además este año podemos hablar del “rojo selección” porque el equipo de la selección española de fútbol se ha vestido de rojo de punta a cabo. Algunos aseguran que es el color de la suerte ¿será verdad?
Los diseñadores han utilizado esta temporada el rojo en distintas propuestas. El rojo ha dado vida a los estilizados vestidos largos y rectos de Carolina Herrera y Moschino, a los vestidos cortos y drapeados de Nina Ricci y a la estética años 40 de los abrigos de Botega Venetta.
La moda española también ha hecho sus pinitos con el rojo. Roberto Torretta y Angel Schlesser lo han elegido para unos vestidos muy elegantes pero urbanos y llevables y Amaya Arzuaga, la ganadora al Premio al Diseño de este año, para una de sus combinaciones favoritas con el negro. Porque el rojo de este año tiene como compañeros ideales el negro o el dorado.
En el terreno de mayor exotismo y glamour encontramos el estilo oriental de Balmain y el derroche “a la siciliana” de Dolce y Gabanna con trajes de encaje rojo, algunos con discretos bordados en negro y adornados con sus piezas bizantinas de plástico y cristal…
La paleta roja se adentra también en el futurismo de la piel y el vinilo. En el campo de los complementos resulta indispensable el bolso rojo para animar un conjunto demasiado gris o unos zapatos rojos de tacón alto para compensar el estilo algo “gótico” del negro total.
Y ¡un ultimo detalle importante! El rojo del vestido debe armonizar con el rojo de los labios. Aquí los nombres de los rojos son distintos - rubí, carmín, frambuesa, rosado- pero hay que combinarlos muy bien para conseguir un “red look” de diez.
Los diseñadores han utilizado esta temporada el rojo en distintas propuestas. El rojo ha dado vida a los estilizados vestidos largos y rectos de Carolina Herrera y Moschino, a los vestidos cortos y drapeados de Nina Ricci y a la estética años 40 de los abrigos de Botega Venetta.
La moda española también ha hecho sus pinitos con el rojo. Roberto Torretta y Angel Schlesser lo han elegido para unos vestidos muy elegantes pero urbanos y llevables y Amaya Arzuaga, la ganadora al Premio al Diseño de este año, para una de sus combinaciones favoritas con el negro. Porque el rojo de este año tiene como compañeros ideales el negro o el dorado.
En el terreno de mayor exotismo y glamour encontramos el estilo oriental de Balmain y el derroche “a la siciliana” de Dolce y Gabanna con trajes de encaje rojo, algunos con discretos bordados en negro y adornados con sus piezas bizantinas de plástico y cristal…
La paleta roja se adentra también en el futurismo de la piel y el vinilo. En el campo de los complementos resulta indispensable el bolso rojo para animar un conjunto demasiado gris o unos zapatos rojos de tacón alto para compensar el estilo algo “gótico” del negro total.
Y ¡un ultimo detalle importante! El rojo del vestido debe armonizar con el rojo de los labios. Aquí los nombres de los rojos son distintos - rubí, carmín, frambuesa, rosado- pero hay que combinarlos muy bien para conseguir un “red look” de diez.
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