martes, 31 de diciembre de 2013

 “Que Dios bendiga a cada uno de ustedes, que derrame mil bendiciones y protección en sus vidas y proyectos, que el año que termina haya sido de grandes experiencias en vuestra vida, y que de lo aprendido en éste año, nos ayude a ser mejores personas y nos de el crecimiento como seres humanos para afrontar cualquier dificultad que se nos presente en el futuro.



FELIZ 2014! LES DESEO DE TODO CORAZÓN!!!

lunes, 30 de diciembre de 2013

¿Cuál es el secreto de la elegancia?

La elegancia se alimenta del patrimonio interior de la persona, de la capacidad de contemplar lo bello con todas las emociones que esto produce, pero también de la racionalidad que permite una valoración crítica y una búsqueda consecuente.

La persona elegante no es aquella que se viste según un clasicismo establecido, sino aquella que hace suya la novedad, también de moda, con un equilibrio que no la hace “estar a la moda” sino ser absolutamente moderna y rigurosamente elegante.

La elegancia se nutre de la belleza. Es la capacidad de escoger lo estético por si mismo. Es la voluntad de aquellos objetos que se encuentran más directamente involucrados en la propia esfera vital: la casa, la decoración, el vestido que se lleva. Para llegar a ser elegante es necesario saber reconocer lo que es bello, tener gusto estético; es una cualidad innata que permite percibir la belleza, pero también es una adquisición del espíritu.

No se aprecia lo bello como tal, a primera vista, a no ser que se tenga un gusto muy educado. Sólo la observación, la escucha y la lectura prolongada y silenciosa permiten que las emociones inmediatas tomen consistencia y se conviertan en expresiones de juicio estético. Es por lo que en un museo, o mientras se escucha un concierto, hay silencio lo que facilita el silencio interior del que nace la percepción de la belleza. Es en la propia interioridad donde se forja el gusto estético, la capacidad de apreciación según un código personal y por consiguiente la elección.

Con gran admiración, he escuchado afirmar a un experto que en el campo de la publicidad se va asentando cada vez más la consideración antropológica de la complejidad del ser humano. Digo “con admiración” porque estas opiniones, tan actuales, pertenecen sin embargo al patrimonio de la antropología clásica. Mi interlocutor describía esta complejidad como una casa con dos estancias: la estancia de la emoción y la estancia de la razón. La percepción de lo bello no es sólo emoción, es también juicio razonable, valoración crítica de lo que se percibe y de lo que se elige. Por tanto la elegancia se alimenta del patrimonio interior de la persona, de la capacidad de contemplar lo bello y de la emoción que suscita y también de la racionalidad que permite una valoración crítica y una elección consecuente repecto al objeto contemplado.

La elegancia en el vestir es, por tanto, expresión de una personalidad capaz de insertar la novedad en algo que ya se poseía: un patrimonio estético. Es así en la medida en que permita juzgar y escoger la novedad que pueda subrayar y enriquecer la personalidad propia sin ceder a la extravagancia o a la espontaneidad sin medida y sin estilo. La persona elegante no es la que viste según un clasicismo establecido, sino aquella que hace suya la novedad, también de moda, con equilibrio y buen gusto. Una imagen totalmente a la moda y ostentosamente de firma, no es jamás elegante.

domingo, 29 de diciembre de 2013

El Photoshop y la Belleza Fingida

A estas alturas nadie se cree que la fotografía es un reflejo fiel de la realidad y se observa además una creciente desconfianza ante los retoques del Photoshop. Una iniciativa de la diputada francesa Valerie Byer propone que se haga constar si una fotografía ha sido retocada y en el sector de la moda se palpa una reacción para que los modelos de mujer sean más reales. La iniciativa de la diputada no tiene visos de prosperar pero ha levantado un debate sobre la licitud de esta práctica.
No sólo los políticos, también las revistas del sector de la moda están apuntalando un cambio de escenario para poder conectar con sus lectoras. La directora de la Vogue británica convocó a las casas de moda para acabar con la cultura de la “talla cero”. Brigitte, una de las revistas más vendidas en Alemania, ha decidido dejar de usar el Photoshop para utilizar a mujeres reales desconocidas. La americana Glamour se atrevió a publicar una modelo de talla grande y recibió por ello la felicitación de sus lectoras.

La publicidad ha creado en nuestro cerebro un paisaje imaginario compuesto de fotografías y cánones de belleza que no son reales y que nunca existirían de manera natural, como es el caso de la modelo de Ralph Lauren cuya cintura era más delgada que su cabeza. Ante esta situación surge una duda ¿basta con advertir que la fotografía ha sido retocada? La fuerza psicológica de la imagen es muy potente y el cerebro humano percibe e identifica la realidad por las impresiones que captan los sentidos. En el caso que estamos analizando la visión de una modelo perfecta es más poderosa que las dos palabras “foto retocada” juntas.

Los escépticos de medidas, como la de contratar a mujeres desconocidas para la publicidad de moda, aseguran que “las mujeres no quieren contemplar una revista para ver mujeres corrientes”. La marca Dove ha lanzado el slogan “Por la belleza real” haciendo participar en sus campañas publicitarias a mujeres de distintos tamaños formas y edades. Mujeres corrientes. A través de un estudio comprobaron que menos de un 10% de las mujeres se percibían bellas pues se comparaban con los estereotipos creados por los medios de comunicación. El objetivo de este reto ha sido “ofrecer a la mujer una visión de la belleza más tolerante, más saludable y más democrática” de cara a aumentar su nivel de bienestar y felicidad.

Todo el sector de la belleza y la moda desempeña un papel fundamental para promover un vuelco en la opinión pública a favor de la imagen de la mujer en sus facetas reales. Esto exigiría una rectificación de la trayectoria de las casas de moda. De hecho las disculpas de Ralph Lauren, que se hace responsable de los retoques que “han dado lugar a la muy distorsionada imagen del cuerpo de la mujer” llegan al fondo del asunto.

“El retoque fotográfico no debería ser la herramienta elegida para representar a la mujer” señala el fotógrafo Peter Linderberg quien retrató sin maquillaje, ni por supuesto Photoshop, a las modelos Mónica Belluci, Eva Herzigova y Sophie Marceau para la portada de una revista. Artistas como él son fundamentales para impulsar el cambio de mentalidad. El uso del Photoshop supone también una forma de desprestigio de la profesión fotográfica: “El sistema ha relajado la ética profesional del sector” declara el veterano fotógrafo de moda Ugo Camera “Ahora el maquillador ya no se lo trabaja tanto, y el estilista lo mismo ¿para qué corregir una arruga o prender un bajo de pantalón si se puede borrar después?” La polémica está servida a todos los niveles.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Belleza integral

1. A diferencia de la naturaleza y de los objetos artísticos, donde encontramos una belleza “de algo”, existe una belleza “de alguien”, que es la específicamente personal, la belleza responsable, con rostro, que sabe y responde de sí. La llamamos belleza “integral” porque resulta de asumir el hombre sus diversas dimensiones: lo físico, lo psíquico y lo espiritual. Esta integración, aunque ya incoada en nuestra naturaleza, está sin embargo por cumplir, por lograr, por inventar mediante nuestra libertad. De ahí que la belleza integral reclame necesariamente la creación personal. Es, por así decir, la belleza que alguien “se saca de dentro” y a la cual responde con su actitud y temple ético, pero también mediante artes específicas.

2. Por ser el cuerpo palabra originaria de la persona y como su signo eficaz, la belleza integral tiende de suyo a vivirse y manifestarse corporalmente. Ello requiere el concurso, entre otras cosas, de las “artes de la intimidad”: arreglo personal, cortesía, vestido, diseño, decoración, y multitud de otras actividades, por lo general manuales, que inventan y modulan la convivencia. Su manifestación tiene lugar según cinco niveles:

a) El cuidado del aspecto, mediante el cual se actúa sobre el campo magnético de la presencia.

b) El hogar, que es obra común de todos sus miembros, en la cual reluce la armonía peculiar de cada familia, su estilo, su excelencia, sus peculiaridades.

c) Posteriormente la belleza integral aflora en la amistad, y de modo singular y paradigmático en el amor erótico, confiriéndoles lirismo y hondura.

d) Desde los niveles anteriores la belleza integral se proyecta en la compleja trama de las relaciones sociales, insuflando en ellas aliento de humanidad.

e) Por último, y como cerrando el círculo, los medios de comunicación, en particular las expresiones artísticas del mundo de la imagen (cine, publicidad, moda, diseño), reflejan, interpretan y configuran los niveles anteriores.

3. Elemento esencial en este tipo de belleza es el discernimiento, por vía afectiva, del significado esponsal del cuerpo, fundamento de la complementariedad entre varón y mujer. Esta sabiduría práctica en torno a la corporeidad es lo que otros llaman modestia, decoro, pudor, decencia, etc.

4. Otra característica de la belleza personal o integral es su carácter biográfico o narrativo, pues le es esencial aquel argumento que hace de cada vida algo único. Las artes que mencionadas antes se dirigen precisamente a intensificar el sentido argumental, confiriendo a la vida cierto aire de novela o película, es decir, un todo con sentido. De este modo, cualquier vida, por corriente que sea, se torna digna de contemplarse, despierta admiración, irradia belleza.

5. Fomentar, captar y responder a la belleza integral requiere una ardua y exigente disciplina ascética, especialmente el recogimiento habitual y el dominio de la mirada. Así entrenado, el corazón se abre de modo espontáneo a la excelencia de la persona y siente la incitación de su misterio

viernes, 27 de diciembre de 2013

Saber Leer la Moda

Ahora que estamos a punto de descubrir la moda primavera -verano, ahora que parece que la fiebre de las rebajas ha bajado un poco, es quizás un buen momento para pararnos a pensar más despacio en el fenómeno de la moda.
Elaine St. James, una ex yuppie y ex superwoman norteamericana reciclada, escribe en su libro “Simplifica tu vida” .. “reduce tus prendas de ropa, los accesorios, los grandes bolsos, los tacones y las uñas largas”. Ya se ve que Elaine está fuera de toda sospecha de ser una destroyer del sector textil y de la confección. Ella encabezó una revolución social -la del “downshitting”- que también salpicó la moda de finales de los 90. No solo por el minimalismo de diseñadores punteros sino por el cambio de hábitos de compra de consumidoras de moda. El “vestirse como en las revistas”, el ser floreros andantes ya es algo propio de la historia.

La persona que está en la calle , la que lee las revistas, la que ve las pasarelas en la televisión muchas veces se pregunta ¿todo esto que significa? Miuccia Prada dice que cree que la gente va insegura a comprar y que necesita cierta seguridad, que es difícil que se la de el propio dependiente o incluso el propio diseñador. Bueno, pero entonces ¿Quien nos dirá como no ser una impertinente fashion victim o una rancia empolvada? La respuesta como la belleza de “La bella y la bestia” está en nuestro interior. En nuestra inteligencia -emocional o no que más da- en nuestra vida y en el conocimiento de nosotras mismas.

Porque la moda forma parte de nuestra vida. No es un traje chaqueta verde ácido o un body de Donna Karan; la moda es un estilo de vida, un vernos a nosotras mismas y a las personas y cosas que nos rodean de una manera o de otra. Y eso no es solo cuestión externa , sino también interna.

Por eso hay que aprender a leer la moda, hay que saber que una pasarela, como dice Gaultier, no es una obligación sino una invitación. Que una producción de moda de una revista no es un espejo donde mirarse, sino una expresión artística de una tendencia concreta. Tendriamos que aprender a extraer de todo esto lo esencial. Un ejercicio sin duda difícil pero que después de los bombardeos a los que nos sometemos de imágenes y palabras cada vez que empieza una temporada , es relativamente más fácil e incluso divertido.

Una terapia perfecta antes de salir a comprar:

Primer paso: responder a una serie de preguntas ¿Qué colores o líneas predominan? ¿qué corrientes artísticas están detrás de los diseñadores? ¿en qué época, libro o personaje se han inspirado?

Segundo paso: ¿Cuál es mi forma de vida? ¿Qué obligaciones tengo? ¿Cuál de todas las tendencias o claves que están debajo de las propuestas de los diseñadores está de acuerdo con mi vida?

Tercer paso: ¿Cómo soy yo? Por dentro y por fuera. Con valentía y sin miedo, sin obsesionarse con las tallas pero si que hay que ser consciente de lo que va con mi figura y con mi filosofía de la vida.

Cuarto paso: En definitiva ¿Cuál es mi estilo? ¿Qué look me gusta tener? ¿Cómo me siento segura? No hay que olvidar que la mayoria de las tiendas venden ropa, no estilo. Y somos las consumidoras quienes “mandamos” sobre nosotras mismas. Siguiendo todos estos pasos habremos aprendido un poco más de los que es la moda, habremos hecho el esfuerzo de buscar ese lado artístico, creativo, filosófico de las tendencias de cada temporada y nos habremos divertido. Ya podemos salir a la calle o quedarnos en casa rehaciendo nuestro armario cara a la próxima primavera

jueves, 26 de diciembre de 2013


Cómo lucha contra el vacío existencial




Ningún hombre tiene vocación de náufrago, ni de Robinsón Crusoe. Sólo luchando con los fuertes se llega a ser fuerte. Para vivir una vida que valga la pena, no basta flotar a la deriva.
Ningún hombre tiene vocación de náufrago.
Ningún hombre tiene vocación de náufrago, ni de Robinsón Crusoe . Sólo luchando con los fuertes se llega a ser fuerte. Para vivir una vida que valga la pena, no basta flotar a la deriva. El hombre no es un tronco en la superficie del agua, llevado de aquí para allá por la corriente, sin rumbo fijo. Y el simple pasar del tiempo lo envejece, lo agita y lo golpea. Pero no lo hace mejor. Quien no se empeña en descubrir quién es y en decidir a dónde va; quien no fija el timón y empuña los remos de su libertad para seguir su camino, acaba viendo como el flujo de su vida le arrastra… a donde no quería llegar. La vida no es cuestión de estar vivo y dejarse llevar por la corriente, como un pelele roto e inútil. “ La felicidad es una página en blanco ” ( Rushdie ), que cada uno tiene que rellenar con ilusión y coherencia.
Leyendo un libro de reciente aparición, me he acordado de la obra más célebre del preso tal vez más conocido del campo nazi de Auschwitz, “ El hombre en busca de destino ”. Del psiquiatra austríaco Viktor Frankl , discípulo de Freud y fundador del método psiquiátrico curativo de la logoterapia. El piensa que nuestro mundo padece de un vacío existencial caracterizado por la falta de sentido.
En otra de sus obras, hablando del sentido del sufrimiento, Frankl citaba la carta que le escribieron algunos presos del penal de Florida, después de leer sus libros: “ He encontrado el sentido de mi vida ahora, cuando estoy en la cárcel, y sólo tengo que esperar algún tiempo, hasta que tenga la ocasión de repararlo todo, de hacerlo todo mejor”. (..) Y el preso número 552-022 me escribe: “¡Querido doctor: Durante los dos últimos meses un grupo de presos hemos leído sus libros y escuchado sus cintas. ¡Qué cierto es que también en el sufrimiento se puede encontrar un sentido…! De alguna forma, mi vida ha comenzado ahora. (..) Aquí, en la prisión, rodeados de las más severas medidas de seguridad de toda Florida –aquí, a unos cientos de metros de la silla eléctrica—precisamente aquí son nuestras lágrimas sinceras. Estamos cerca de la Navidad. Pero para nosotros la logoterapia es la resurrección. Desde el Gólgota de Auschwitz se levanta, en esta mañana de resurrección, el sol del amanecer. ¡Que nuevo día llega hasta nosotros! .
Como también me trajo a la cabeza a las cuatro protagonistas de otro libro reciente –“ Yo he sobrevivido a un aborto ”–, que coinciden en señalar que si lograron salvarse es porque Dios tenía alguna misión prevista para ellas. Esta obra es un ejemplo de esa “llamada” a hacer algo especial en la vida. Algo a lo que dedicar su existencia, salvada milagrosamente.
En la trama del mundo, la vida de cada hombre es como un sendero, una gran aventura, que supone un crecimiento hacia lo máximo del ser: una maduración pero, al mismo tiempo paradas, crisis y disminuciones. Es un camino en pos del sentido último de las cosas, en el que el hombre tiene que abrirse paso por sí mismo, tomar decisiones por su cuenta y luchar batallas por su propio brazo. Sintiendo en los ojos el reto de los colores y en el rostro la llamada de los vientos.
El sentido vocacional de la vida significa, por supuesto, que en el mismísimo punto de partida hay una propuesta paradójica: para llegar a ser uno mismo es preciso romper la soledad del ensimismamiento. Hay que tener el arrojo de aventurar la vida. Salir del propio caparazón, abrirse a Dios y a los demás: “Alguien me quiere en tus ‘te quiero\\’, … ”, ha escrito el poeta Miguel d\\’Ors. Porque estamos proyectados a ser “ gente-llamada-a-estar-unida ”. Sí, hay que asumir personalísimamente el protagonismo de la propia vida; pero en primera personal del plural. De esa manera se evita el mirar a tientas, casualmente, sólo a la propia libertad. Un gurú americano de esos que enseña el manejo de las cosas para que le salgan bien al que las usa, afirma que “ el mejor modo de predecir el futuro es crearlo ”.
Hay que arriesgarse, hay que perder el miedo a vivir. Hay que lanzarse, como decía antes Stephen R. Covey . Lo decía también Juan Pablo II , al asomarse por primera vez al balcón de San Pedro, nada más ser elegido Papa: “¡No tengáis miedo. Abrid las puertas a Cristo!” . Y en ese amor de totalidad que Él nos pide están incluidos todos los demás amores humanos nobles que podemos tener en la tierra: a los padres, a la novia, a los hermanos, a los amigos, a la esposa y madre, etc.
Porque Dios es el coprotagonista estelar y socio mayoritario en la empresa de vivir apasionadamente. No se puede hablar del hombre sin hablar de Dios: si el Cielo se vacía, la tierra se llena de ídolos. Y hay que contagiar esa alegría de vivir, esa esperanza, a los que nos rodean. Para eso tenemos que saber hablar de lo que creemos y de por qué creemos. Que estamos aquí con un destino concreto, demasiado emocionante como para dejarlo pasar de largo. Como para no compartirlo a manos llenas.
Hay que ser optimistas, como lo eran los hombres de la Ilustración: pensaban que el espíritu humano tiene un poder enorme, que le hace ir siempre hacia delante. ¿No hemos suprimido la esclavitud, una vieja institución que hunde sus raíces en tiempos arcaicos y que sirvió de base a todo el modo de producción esclavista? ¿No se ha llegado a eliminar la pena de muerte en la mayoría de los países desarrollados? Oscar Wilde , que no era ningún revolucionario, decía que “ la historia era un desembarco en sucesivas utopías ”.
Si a esto le añadimos que Dios, que nos ha creado, es bueno, el resultado no puede ser verlo todo negro. Los problemas –nuestras limitaciones personales, que son reales–, están para ser enfrentadas y superadas. “ Vivir es eso: estar todavía a tiempo ”, comentaba el famoso guitarrista Narciso Yepes . Si nuestros antepasados se hubieran rendido, pensando en un destino ciego o sólo en porvenires negativos, no estaríamos nosotros aquí. No hay que amargarse la vida y pasar el tiempo sufriendo. Es preciso aceptarnos como somos, de frágil barro de botijo. Tenemos que cambiar de actitud, pensando que hasta un objeto con un mecanismo tan sencillo tiene una gran utilidad para el hombre. Simplemente con cambiar de actitud, la vida puede ser feliz o ser un desastre. Si se puede vivir feliz, ¿por qué no hacerlo?
Hay que perder el miedo a vivir, aunque sea yendo a contrapelo. “ A semejanza de los soldados de Napoleón, llevas en la mochila el fajín de general ”, escribió Santiago Ramón y Cajal . No hay que temer el mañana, como si sólo nos fueran a acontecer catástrofes. Hay que tener la mentalidad del corcho que, pase lo que pase, siempre flota. Por el río. Y, al final, como dice el poeta, “… todos los ríos van a dar a la mar ”, y se convierten en océanos sin fin, anchurosos y plenos de vida. La muerte es el único pórtico de nuestra inmortalidad.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

La conquista de sí mismo


La vida es una exploración de nosotras mismas y un aprender a dominar las pasiones que afloran como nunca entre los 15 y 23 años de edad… 
 
Soñar mucho, ¡Soñar siempre! Especialmente cuando se es joven. Correr. Soltar todas esas energías que buscan conquistar y obtener una personalidad de “estrella”. Es maravilloso ser joven y tener planes, proyectos, ambiciones, ¡Querer revolucionar el mundo! Estudiar, ir a fiestas, ¡conocer la vida! ¡Vivir!…Pero ¡Cuidado! Tienes que saber que a “vivir” se aprende. La vida es una exploración de nosotros mismos y un aprender a dominar las pasiones que afloran como nunca entre los 15 y 23 años de edad. ¡Cuidado! Porque si no vas despacio y con cautela…..con prudencia y sobre todo, si no aprendes a vivir concientemente lo puedes lamentar más adelante.
 
Hay en el mundo una profunda crisis de valores humanos, una ausencia de valor personal y de sana alegría de vivir
 
Hace algunos años dando clases de Arreglo Personal y Modelaje, enseñaba a jovencitas como caminar, ser creativas con su cabello, maquillarse, seleccionar el tipo de ropa que les iba; también teníamos clases de relaciones humanas, auto-estima y buenas maneras. Fueron cientos las que estudiaron conmigo y así, algunas se convertían en mis favoritas. Recuerdo a una jovencita que llegó a mis clases a la edad de 15 años. Vivía con su mamá divorciada. Era muy despierta y segura de sí misma para su edad. Siempre le vi un potencial enorme para destacarse como presentadora de televisión. Me convirtió en su confidente. Y como tal, le aconsejaba “cuídate, no seas tonta. Tú debes construir tu futuro paso a paso, no quieras vivir alocadamente y desesperadamente que ya llegará el tiempo para cada cosa, -ten paciencia-". Es extremadamente difícil ser paciente cuando se es joven…. Y cuando no sabes lo que quieres…
 
Un día, cualquiera, mi querida alumna llego con la noticia de que había tenido un encuentro maravilloso con Jesús. Yo me puse muy feliz ¡Por fin su vida tendría una dirección! Se terminarían sus salidas nocturnas, dejaría el cigarro y sus relaciones con tantos muchachos. Lamentablemente, a los pocos meses de estar en este grupo de jóvenes quedó embarazada….y se convirtió en una madre soltera más.
Fueron meses en que desapareció de mi vida mi alumna más tierna, brillante y querida….al fin y al cabo usó su libertad como quiso y tuvo un hijo a los 19 años. Hoy en día, tiene una vida muy complicada. Estudia, trabaja y ha vuelto a tratar de tener una vida con Dios. Y surge la pregunta ¿Realmente qué buscaba esta muchacha al unirse a un grupo de jóvenes? ¿A Jesús? ¿O a ella misma?
 
Nosotros mismos vamos tejiendo nuestra historia y somos creadores de nuestra suerte
 
Recuerdo que mi responsabilidad para con la sociedad y mí misma nació cuando tenía 13 años. Todos los Lunes en el colegio donde estudiaba, cantábamos el Himno Nacional y hasta hoy, al remontarme a esos días y contemplar las canchas del mismo y mi Bandera Patria, resuenan en mi aquellas palabras de nuestra directora: "ustedes son el futuro". Cada vez que las escuchaba, “soñaba”. Soñaba con hacer una diferencia en la vida de las naciones, “soñaba en construir una raza más humana, más consciente, más entregada”. Y tú amiguita, dulce corazón, ¿con qué sueñas? ¿Cómo estás canalizando tu pasión y tu revolución? Porque la juventud es esa etapa de la vida de confrontación, de afirmación de la propia forma de pensar y expresión de los talentos. ¿Has reflexionado que realmente eres el futuro? ¿Sabes como se reflexiona? ¿Sabes que cada decisión, cada acción, cada paso, es un “tejer “ tu propia historia y biografía personal?¿qué estás haciendo para llegar a ser una gran líder dentro de la política, una maravillosa ama de casa o una fenomenal escritora? ¿Qué? ¿Quieres ser el futuro? Entonces es necesario que tu juventud sea crecimiento, desplazamiento de talentos, revolución que te encamine al bien.
 
Nadie mejor que Nuestro Papa Juan Pablo II para resumir estás reflexiones que hoy empiezo hacer contigo: “Sed exigentes con el mundo que os rodea; sedlo en primer lugar con vosotros mismos. Sed hijos de Dios: ¡Sentíos orgullosos de ello! (!te pondrás de moda!) No os resignéis a la mediocridad; no os rindáis a los condicionamientos de las modas corrientes, que imponen un estilo de vida no conforme con los ideales cristianos; no cedáis a los halagos del consumismo (está bien que estés a la moda, pero que está, no te convierta en su títere).
 
Ser exigente contigo misma es, no dejar que tus hormonas te controlen y hagan contigo lo que quieran
 
Eres exigente contigo misma, cuando cada problema que llega a tu juvenil corazón lo tomas como un reto para crecer y lo conviertes en parte de tu estrategia personal para madurar como ser humano y candidata a mujer completa. Marcas una diferencia, que construye el futuro cuando “logras resistir la presión de los otros que no ven en la dirección en que tú miras”. Queridísimas jóvenes, amigas mías, como dice la canción de Ricky Martín, (sí, ¡También a mi me gusta!) la vida es competición, hay que soñar ser campeón…. Ve a lo alto de la Montaña (que será para ti lo que más te cueste) y comienza a dominar tu futuro, actuando tu presente.

martes, 24 de diciembre de 2013

¡FELIZ AÑO NUEVO!

Lo hemos oído y dicho mil veces. ¿Con fundamento? La felicidad es don y quehacer. Tiene una fuente y hay que ir a beber de ella. Es un elixir y hay que tomarlo, aunque el primer sorbo pueda saber amargo
¡FELIZ AÑO NUEVO!
El secreto de la felicidad
¡Feliz Año Nuevo! Lo hemos oído y dicho millares de veces. Es el deseo sincero y unánime en la inminencia y entrada del nuevo año. Pero ¿qué es un deseo de este estilo? Casi siempre un esperar sin fundamento, como el que espera que llueva o no llueva, pero no depende de él. Sin embargo la felicidad sí depende de cada uno, es a la vez don y quehacer. Tiene una fuente y hay que ir a beber de ella. Es un elixir y hay que tomarlo, aunque el primer sorbo pueda saber amargo.
¿Dónde está la fuente? ¿Cuál es el elixir? ¿Alguien tiene el secreto de la felicidad? ¿Sonaría a petulacia decir «yo»? Sonaría, seguramente. A pesar de todo, muchos podemos decirlo.
«El cristiano posee el secreto, conoce el camino para alcanzar la felicidad», afirmaba sin dudarlo Juan Pablo II [1]. Toda la obra del Redentor -a quien, conmovidos, hemos contemplado sonriente entre los brazos de su Madre Virgen, en la gruta de Belén-, así como cada una de sus palabras y gestos, son parte integrante del gran secreto. En la víspera de su Pasión, Jesús exclamará: «digo estas cosas en el mundo para que tengan mi gozo completo en ellos mismos» [2].
Él, perfecto Dios y perfecto hombre, es la plenitud de la alegría. El Verbo se ha humanado para compartir con nosotros su felicidad eterna, inmensa y sin sombras.
Todo ser humano, desea irresistiblemente ser feliz. Es lo natural. ¡Hay naturaleza humana! «¿Para qué nos ha creado Dios?», se pregunta Juan Pablo II. La respuesta, dice, «es absolutamente segura: Dios ha creado al hombre para hacerlo partícipe de su felicidad» [3]. ¿Y el camino?. «Yo soy el Camino» [4], afirma Cristo. Principia en el heno de un pesebre y transita por el madero de un patíbulo. ¿Qué tiene que ver la felicidad con un sendero semejante? Senda ardua, trabajo duro y silencioso, servicio a los demás, sacrificio… ¿Esto es el camino de la felicidad? ¿No la buscan las gentes por veredas bien distintas? Cierto, y por ello es que no alcanzan su objetivo. Cuando la felicidad se busca en los bienes de afuera, el hombre desespera de ser feliz, se hunde en una suerte de melancolía infinita. Ahí sólo cabe hallar destellos fugaces: «aún no empieza el placer y ya se termina» [5]; el sentimiento de frustración es inevitable.
Por eso quizá, decía Paul Claudel, «no hay nada para lo que el hombre sirva menos que para la felicidad; nada que tan deprisa le canse». Sin embargo, añade, «en el hombre hay una necesidad espantosa de felicidad y es preciso que se le dé su alimento, pues de lo contrario acabará devorándolo todo».
Sí, es preciso proclamar el secreto de la felicidad. Los cristianos, sin mérito personal, lo tenemos.
La felicidad es una cierta plenitud.
¿Plenitud de qué? ¡De vida! ¿De qué género de vida? Ante todo, de la vida que nos da el «ser persona» sin lo cual ni siquiera podríamos desear la felicidad. Si la deseamos de un modo insaciable es porque la dimensión espiritual de nuestro ser –irreductible a materia o vida sensitiva- se encuentra en tensión al Infinito: Verdad, Bondad, Belleza, Sabiduría, Libertad, Amor infinitos.
Lo primero que es preciso plenificar , pues, en la vida humana es el entendimiento, facultad espiritual creada para la verdad. En el error, o sólo en posesión de «pequeñas verdades» [las del micro o macrocosmos], no se puede ser feliz. Es preciso nutrir el espíritu con el conocimiento de aquella gran Verdad, que no es «algo», sino «Alguien»: «Yo soy la Verdad» [6]. Como éstas no son palabras de un loco, han de ser de Dios. No hay felicidad humana sin el conocimiento personal de Dios, manifestado en Cristo. Es necesario el estudio de Cristo, aprender a Cristo, tratarle en la oración –a todas horas- y en los sacramentos.
Después del entendimiento, enseguida o a la vez hay que ocuparse de la otra facultad espiritual, la voluntad, esa capacidad prodigiosa de amar siempre más. No le bastan los «amores pequeños», y los mezquinos le enervan. Aspira al gran Amor sin traición y sin final que –en términos de san Josemaría- «sacia sin saciar». El corazón humano no es feliz hasta tanto no se encuentra lleno del Amor inmenso de Dios, es decir, mientras el Amor en Persona, no encuentra cabida en él [8].
Resulta indispensable para ser felices la posesión del Espíritu Santo, Espíritu de la verdad, que guía hasta la verdad plena y hace brotar en el alma santificada por su gracia, sabrosísimos frutos: alegría y paz que el universo no puede dar. Pues bien, «el Espíritu Santo es fruto de la cruz, de la entrega total a Dios, de buscar exclusivamente su gloria y de renunciar por entero a nosotros mismos» [9].
La felicidad, la alegría, no se encuentra sola, aislada: es el fruto íntimo del amor, su pulpa sabrosa; y no cabe disfrutarla si no es en el amor, el gran y definitivo amor, fruto que en la tierra sólo en un árbol madura: el de la Cruz gloriosa de Cristo resucitado. No es tan raro esto, no es ininteligible. Preguntad a las madres, interrogad a los enamorados y os dirán cosas que han hecho gozosamente, por sus amores, cosas que «desde fuera» lo llamaríamos «cruces».
Además, sabiendo un poco, aunque sólo sea un poco, de «las cosas que Dios tiene preparadas para los que le aman» [10], ya se pregustan aquí, se anticipa la felicidad eterna. Las personas vivimos más del futuro que del pasado y del presente. De lo contrario, el diagnóstico no podría ser otro que profunda decrepitud del espíritu; encefalograma espiritual plano.
Hay un elixir, hay una fuente:
* «El último día de la fiesta, el más solemne, Jesús puesto en pie, gritó: « Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba ; el que crea en mí », como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva. Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él. [11]
* «el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna. » [12]
* «yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin; al que tenga sed, yo le daré del manantial del agua de la vida gratis. Esta será la herencia del vencedor: yo seré Dios para él, y él será hijo para mi.» [13]
La felicidad es plenitud de vida.
En el Niño que hemos visto nacer en Belén «habita la plenitud de la divinidad corporalmente» [Col 2, 9]. No hemos celebrado simplemente un nacimiento, como advertía el cardenal Ratzinger: «En la Navidad no celebramos el día natalicio de un hombre grande cualquiera, como los hay muchos. Tampoco celebramos simplemente el misterio de la infancia o de la condición de niño. Ciertamente que lo puro y lo abierto del niño nos hace esperar, nos proporciona esperanza. Nos da ánimos para contar con nuevas posibilidades del hombre. Pero si nosotros nos aferramos demasiado a eso sólo, al nuevo comienzo de la vida que se da en el niño, entonces lo único que podría quedar en definitiva sería la tristeza: porque también esto «nuevo» acaba por hacerse algo viejo y usado. También el niño entrará en el campo de concurrencia y de rivalidad de la vida, participará en sus compromisos y en sus humillaciones, y, como remate de todo, acabará siendo, igual que todos, presa y botín de la muerte.»
Si nosotros no tuviéramos otra cosa que celebrar que sólo el idilio del nacimiento de un ser humano y de la infancia, entonces en último extremo no quedaría nada de tal idilio. Entonces nada tendríamos que contemplar más que el morir y el volver a ser; entonces cabría preguntarse si el nacer no es algo triste, puesto que sólo lleva a la muerte. Por eso es tan importante observar que aquí ha ocurrido algo más: el Verbo se hizo carne. «Este niño es hijo de Dios», nos dice uno de nuestros villancicos navideños más antiguos. Aquí sucedió lo tremendo, lo impensable y, sin embargo, también lo siempre esperado: Dios vino a habitar entre nosotros. Él se unió tan inseparablemente con el hombre, que este hombre es efectivamente Dios de Dios, luz de luz y a la vez sigue siendo verdadero hombre.» [Card. J. Ratzinger, Y el Verbo se hizo carne ].
La Navidad es la fiesta del Nacimiento de la Vida en plenitud corporalmente, que permanece [14] y se nos da en la Eucaristía.
Al desear a todos los colaboradores, amigos y lectores de Arvo y de encuentra.com un feliz Año Nuevo, pido a la Madre de Dios y Madre nuestra que nos abracemos, como Ella, con todas las fuerzas, a la Santa Cruz de Belén, del Calvario, de la Eucaristía: que pongamos los medios oportunos para conocer más y más a su Hijo, y al Padre y al Espíritu Santo. De tal conocimiento brotará un amor que irá in crescendo, al compás del paso firme y gozoso, sin desmayos, por el Camino de la Vida plena.
¡Feliz Año Nuevo!.

lunes, 23 de diciembre de 2013



DESEO DE TODO CORAZÓN A TODOS LOS LEEN ESTE BLOG UNA SANTA Y FELIZ NAVIDAD ! UN 2014 LLENO DE MUCHA FELICIDAD.




Pastores y pastoras, 
abierto está el edén. 
¿No oís voces sonoras? 
Jesús nació en Belén. 

La luz del cielo baja, 
el Cristo nació ya, 
y en un nido de paja 
cual pajarillo está. 

El niño está friolento. 
¡Oh noble buey, 
arropa con tu aliento 
al Niño Rey! 

Los cantos y los vuelos 
invaden la extensión, 
y están de fiesta cielos 
y tierra... y corazón. 

Resuenan voces puras 
que cantan en tropel: 
Hosanna en las alturas 
al Justo de Israel! 

¡Pastores, en bandada 
venid, venid, 
a ver la anunciada
Flor de David!... 

domingo, 22 de diciembre de 2013


Belleza personal: profesión obligada

mujerAutor: Aurora Pimentel



Que la belleza no tiene el mismo valor en la mujer que en el hombre parece evidente. La identificación del sexo femenino como el «bello sexo» atraviesa diversas etapas, tanto por lo que respecta al cambiante estereotipo como a su significado y valor social.
Un estereotipo mutante
Artes plásticas y literatura, así como la trama visual de este siglo (cine, televisión, publicidad, etcétera), muestran un ideal variable, elaborado sobre dos pilares: la adjudicación de sentido estético a determinados elementos físicos y el resultado final de proporciones y apariencia de una mujer. Si la piel marfileña fue una vez sinónimo de belleza, hoy lo es el tono dorado. Las mujeres de las tablas flamencas serían consideradas ahora como insignificantes; las gracias de Rubens, tachadas de gordas. Los pies de las chinas fueron vendados para mantener un tamaño pequeño. Criaturas etéreas frente a mujeres rotundas, morenas que triunfan en los países nórdicos mientras en otros las rubias van a la baja. Así un largo etcétera.
¿Queda hueco para un modelo universal? A duras penas estaría limitado a la inexistencia de deformidades, taras físicas e imperfecciones cutáneas y, por supuesto, a la presencia de juventud. A lo largo de la historia, la consideración de la belleza de una mujer ha implicado la ausencia de esos trazos que delatan la edad: arrugas, manchas, flacidez de tejidos… Y aunque ser joven no significa siempre ser guapa, parece admitido que no se puede ser bella si no se es joven. A la inicial y desigual valoración que el factor estético tiene entre los dos sexos, se suma el diferente juicio sobre los efectos del paso del tiempo en uno y otro.
Si el concepto de belleza femenina es cultural —está en el ojo de quien mira, individuo y colectividad—, cabe indagar qué está detrás y por qué. Una primera aproximación nos remite a los estudios de género que consideran que el ideal de belleza y su sentido están unidos al papel asignado a la mujer.
¿En manos de quién está la belleza?
Así, la belleza ha estado ligada a la tradicional atribución al «segundo sexo» de debilidad (física o mental) y pasividad. Hay un amplio imaginario que se nutre de mujeres sílfides, angélicas, enfermas o hasta muertas. Es evidente la preferencia por representarlas estáticas e incluso hieráticas, simples objetos de la mirada ajena. A veces, incluso, absorbidas en su propia contemplación.
Perdura hasta hoy la arcaica suposición de que la belleza no casa con la inteligencia, de acuerdo a la cual algunas guapas son tenidas por tontas. La pervivencia de este tópico tiene también su explicación en la implacable lógica de la igualdad contemporánea reacia a admitir que Dios o la naturaleza repartan sus dones de forma gratuita y arbitraria, sin el espíritu de racionalidad y compensación que inspira al moderno Ministerio de Hacienda.
La belleza femenina lo es también en función de otro factor: el atractivo que tiene para los varones. Ciertos cánones inciden en los rasgos diferenciales: donde en él hay recta, en ella debe haber curva; lo que en él es fuerza, en ella debe ser fragilidad. Otros —algunos muy actuales— los desdibujan. En muchas culturas la belleza implica atención preferente sobre aquellos elementos físicos o sus características que se asocian (con razón o sin ella, conscientemente o no) a la fertilidad: caderas anchas, existencia de grasas y, por supuesto, juventud. Quizás la pervivencia de la identificación de belleza femenina y juventud resida ahí. A pesar de que hayamos desligado sexualidad y procreación, la potencial fertilidad de una joven funciona todavía como un residuo, un atractivo para el varón con el consiguiente valor estético.
El atractivo sexual convierte a veces la apreciación de la belleza en instinto, en meros atributos físicos, como sucede en las Venus paleolíticas (desnudas, acentuados sus órganos sexuales, minimizados los rasgos faciales) o en las chicas de la revista Playboy. En otros casos es más elaborado e incorpora elementos que hablan de mujeres, incluso de una sola mujer, no de hembras. Y a veces se estiliza tanto que desaparece como un factor perturbador.









miércoles, 18 de diciembre de 2013


Sonríe, mujer 
Útil para todo: ¡qué responsabilidad!

Nieves García



        Todos soñamos con el día en el que no haya prisa para...llegar al trabajo, evitar el tráfico, entregar el trabajo de universidad o el informe mensual en el plazo previsto, pagar las deudas que nos presionan, llegar a la cita del médico... Todo se hace con prisa y si no, da la impresión de que lo que hacemos no es importante. Y en este acelere de vida, donde el tiempo corre delante de nosotros sin que nunca lo alcancemos, no podemos permitirnos el lujo de sonreír a los otros, porque tenemos... prisa.
        Pero el tiempo es la vida, y solo tenemos una. Vivirla entre seres humanos serios, y siempre con prisa, es una triste vida.
        Todas las mujeres conocemos por experiencia personal, el poder de una sonrisa. La hija sonríe al padre para pedir un permiso; la esposa al marido para sugerir una iniciativa diferente; la joven para disculparse por su impuntualidad; la anciana para ocultar su dolor. Hay mujeres que sonríen por imagen, otras para anunciar una pasta de dientes. Algunas sonríen cuando se adula su vanidad, otras cuando necesitan un favor. Yo no sé si antes las mujeres sonreían más, pero tengo claro que nos ayudaría mucho, ahora, que lo hiciéramos más a menudo.
        Una sonrisa femenina, a tiempo, evita el desahogo del malhumorado compañero y la posible discusión; otras veces destensa la reunión de trabajo, y hasta puede mudar un enojo en carcajada. La sonrisa de una mujer conquista personas, serena a los niños, da seguridad al anciano, motiva al marido indeciso. Leon Tolstoi decía que el niño reconoce a la madre por la sonrisa, porque el hombre agradece desde niño la amabilidad.
        La mujer tiene una especial capacidad para empatizar con el otro. Entiende mejor el corazón humano. Lo llaman intuición femenina. Su sensibilidad le permite “sufrir” con el otro, ponerse en lugar, compadecerse de verdad. Y cuando la mujer descubre al hombre indefenso, no puede evitar que ese sentimiento de ternura que le viene dado por su natural afectivo, la invada. Entonces, sonríe, como una forma de decir al otro: no te preocupes, apóyate en mí. Esa sonrisa es un abrazo que acoge y da seguridad. La fortaleza de la mujer empieza cuando sonríe en los momentos tristes.
        Para que la mujer sonría tiene que aprender a vivir “despacio”, sin dejarse atropellar por el torbellino de las circunstancias. Necesita tiempo para estar atenta a los otros, a los suyos... Cuando los vea, descubrirá sus necesidades; y si las descubre, se entregará a remediarlas. La mujer es madre siempre. Entonces sonreirá pero lo hará desde dentro y su sonrisa tendrá luz.
        Por eso, si alguien tiene que sonreír mucho, en el claroscuro mundo de hoy, es la mujer. Todos se lo vamos a agradecer.

lunes, 16 de diciembre de 2013

  
                                Publicidad intima,
 pero a veces tengo la impresión que la mujer le gusta ser tratada como objeto... y muchas veces nos deleita oír que se es sexy, no que decir,...



Se trata de hacer una publicidad de mucha más calidad, que no degrade jamás a las mujeres.
Un profesional del marketing que trabaja en Barcelona me ha preguntado por la ética de la publicidad en lencería. Le he contestado que, por supuesto, la publicidad de ropa interior no es pornografía, ya que no pretende excitar sexualmente a quienes la ven, sino que invita a adquirir esos productos que tan necesarios son para la calidad de nuestra vida. Sin embargo, esto no significa que todo valga, pues no parece adecuado tratar las prendas íntimas como si fueran bolígrafos, bonos del tesoro o cacahuetes. La reciente moda de exhibición de la ropa interior por parte de los jóvenes de ambos sexos en nuestro país sugiere —a mi entender— que quizás hay algo que no se está haciendo bien en este campo.
La clave radica —me decía el experto consultor Julio Pérez-Tomé— en las características del medio publicitario que cada campaña emplea y en la imagen de la mujer o del hombre (y de las relaciones entre ambos) que se transmite. Respecto del medio, resulta completamente razonable que una revista dirigida fundamentalmente a mujeres presente publicidad atractiva de ropa íntima femenina, pero es también razonable que la publicidad exterior en vallas y marquesinas en las calles de nuestras ciudades y carreteras excluya estos anuncios. Pienso, por tanto, que habría de evitarse en medios impresos —periódicos y revistas— de carácter general y en televisión, o al menos minimizarse, y garantizar siempre que "no hiere la sensibilidad del espectador"

Respecto de la imagen, es lamentable que muchos de estos anuncios tengan una notable dosis de provocación. Algunos cosifican a la mujer, y últimamente también al hombre, presentándolos como un objeto y no como seres humanos que piensan y deciden por su cuenta. Otros presentan a las mujeres como prostitutas de lujo: los gestos y posturas de las modelos transmiten a veces un mensaje subliminal degradante, incluso de violentas prácticas sadomasoquistas. Por este motivo, me ha parecido esperanzador el anuncio del ministro Caldera en el Senado de la creación de una comisión asesora de la imagen de la mujer en publicidad. Ciertamente, su tarea no será fácil, pero eso que llamamos "sentido común" y que los clásicos llamaban decorum puede ayudar mucho. La ropa interior habría de venderse —como el resto de la indumentaria— por su comodidad, elegancia, calidad del tejido, tacto agradable, flexibilidad y adaptación, fácil lavado, precio, etc., y no como un reclamo sexual.
En definitiva —le decía en positivo a mi amigo experto en marketing—, hay una gran posibilidad de mejora en este campo. Se trata de hacer una publicidad de mucha más calidad, que no degrade jamás a las mujeres, y concentrada selectivamente en publicaciones o programas de televisión destinados preferentemente a mujeres: así sería más efectiva y, además, se evitaría marcar sexualmente los demás espacios comunicativos. En todo caso, una buena publicidad de lencería femenina no habría de excitar sexualmente al varón que la viese, sino que habría de lograr por sus propios méritos estimular a la mujer a comprar la marca anunciada.
Dicho de manera más general, los anuncios de lencería habrían de mover tanto a varones como a mujeres a cuidar su presentación física (lucha contra la obesidad, higiene personal, etc.) y, por supuesto, a renovar con más frecuencia su vestuario íntimo, pero habrían de lograr ambas cosas de un modo inteligente, esto es, evitando incrementar el nivel de sexualización de nuestra sociedad. En resumen, una publicidad íntima hecha con más inteligencia e imaginación, nos haría la vida más amable a todos e incluso podría incrementar las ventas de las marcas que acierten con sus productos y también con su publicidad



domingo, 15 de diciembre de 2013


Humor y cerebro de mujer
Natalia López MoratallaCatedrática de Bioquímica
Universidad de Navarra

En lo que son iguales        “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus”, según el conocido título de Gray. Diferencias planetarias al margen, ellos y nosotras convivimos en la Tierra con muchos puntos en común y algunos en franca diferencia. Aprovechando que la alegría cotiza al alza y que hoy celebramos el Día Internacional de la Mujer, el sentido del humor también merece una reflexión. Sí, sí, el humor es algo muy serio. Tanto, que neurocientíficos de la Universidad de Stanford afirman que es necesario el largo viaje entre Marte y Venus para comprobar la diferencia con que ellos y ellas perciben el mundo. Aunque alguien pueda tomarlo a broma, la explicación aparece, tal cual, en la revista científicaProceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
        Hombres y mujeres usan de forma distinta el cerebro para percibir y apreciar el humor. En primer lugar, la apreciación del humor supone percibir una incongruencia, para lo que son necesarias varias estructuras de la corteza cerebral, la capa “fría” del cerebro que integra y analiza. Ahí, en las zonas implicadas en el procesamiento del lenguaje, las que participan en la comprensión semántica de lo coherente, no se aprecian diferencias entre sexos. Los gráficos de PNAS muestran cómo se “iluminan” las mismas zonas cuando se les presenta durante seis segundos un chiste dibujado, otro después de pocos segundos, y así sucesivamente. Incluso no hay diferencias en lo que encuentran divertido los hombres y las mujeres. Por tanto, la respuesta al humor presenta características universales.
En lo que son diferentes        Ahora bien, las mujeres activan regiones específicas del cerebro en mayor extensión que los varones cuando se les presenta un estímulo humorístico. La estrategia femenina, que tanto desconcierta a los hombres, tiene siempre y para todo un paso adicional por el lado derecho de la capa “caliente” del cerebro. El sentimiento de diversión, o de tedio, o incluso malestar, requiere estructuras subcorticales, de la segunda de las tres capas concéntricas. Es ahí, en el sistema límbico, donde los pensamientos se tiñen del color de la emoción. Y se tiñen con dopamina, que en ellas se fabrica en más o menos cantidad según el grado emotivo y así confiere la correspondiente intensidad humorística a un chiste. Para los hombres no cambia la cantidad de tinte emotivo: basta el conocimiento “a secas”. Pero eso sí, para ambos lo chistoso es gracioso.
Lo específico se confirma en el día a díaMenos tensión y más alegría
        Esa misma diferencia de estrategia cerebral, ese paso obligado para el cerebro femenino por el terreno de las emociones, es lo que suele producir el desconcierto mutuo ante la descripción de “¿por dónde se va a tal sitio?”. Ella dirá: ve hacia arriba, hasta la tienda de bolsos que hace esquina; y gira a la derecha, hasta llegar a la casa de tejado verde. Él se limitará a medir en metros o kilómetros, hacia el norte o el sur…
        Siempre hemos sabido que ellos suelen tener más sentido de la orientación espacial. Gracias a las neurociencias sabemos por qué. Un equipo de investigación en neuroimagen, compuesto por alemanes, canadienses y suizos, estudió qué ocurre en el cerebro de unos y otras mientras realizan una actividad de rotar mentalmente objetos geométricos en tres dimensiones. Sus conclusiones aparecieron en la revista científica Neuropsychologia. Las mujeres utilizan los dos hemisferios para casi todo, mientras que los hombres usan predominantemente uno: el lenguaje a la izquierda y la habilidad visual-espacial a la derecha. En el derecho de la mujer el terreno que emplea para el lenguaje compite con la orientación espacial.
        La estrategia masculina es de “construir” manipulando mentalmente el objeto, a fin de reorientarlo en el espacio (lado izquierdo); la femenina es más de “recuerdo y reconocimiento” (el derecho). Para ir hacia Venus él necesita planos interesterales; ella, con un par de detalles de los que conmueven irá y volverá de Venus a Marte sin perderse.
        Bien comprendida y aplicada en la vida cotidiana, la investigación neurocientífica supone una gran ayuda para armonizar las relaciones personales entre hombres y mujeres. Por extensión, un buen uso de este conocimiento favorece unas relaciones sociales menos tensas: con más alegría y sentido del humor.

sábado, 14 de diciembre de 2013

 ¿Qué color? ¿Para qué ocasión? ¿Con qué combina?

El negro: 
Un vestido negro es un clásico de la moda que nunca debe de faltar en tu vestuario. Hay algunos accesorios que debes adquirir y con un solo atuendo estarás lista para muchas ocasiones, sigue los consejos de nuestra experta en moda y prepárate para cualquier ocasión.
Es un color espectacular, porque tiene la gran cualidad de adelgazar y  además es el color de la elegancia de allí que la mayoría de mujeres y hombres van de traje negro a las fiestas más elegantes.
Combina fácilmente con la mayoría de  colores,  pero no lo trates de usar con otros tonos muy oscuros como el café o el azul medianoche. Tampoco lo uses  todos los días y mucho menos en todas  tus prendas,  por que este color también representa  el luto.
Es el color  de la  noche y del invierno, se ve muy bien en abrigos, chaquetas y bufandas.

El Blanco:
Es el color básico en nuestro armario, seguro que tienes mas de una blusa en este tono. Combina muy bien con casi todos los colores,  aunque no debe lucirlo con  beigs o con  marfil; Es ideal para lucir en el verano o en climas cálidos, y lo puedes llevar  no solo en camisas, es perfecto en vestidos  cortos y maxi vestidos, pantalones y hasta en zapatos.
Para climas  fríos  lo ideal es llevarlo cerca del rostro en pashminas,  camisas, tops y prendas deportivas.
El color blanco representa  la pureza por eso se lleva en los vestidos de Novia y es el preferido de todas!
El Gris:
Es un color  neutro que combina muy bien con colores vibrantes de la gama de los rojos como el vino tinto y el magenta, también se ve muy bien con tonos verdes y azules. Y es un excelente aliado del blanco y del negro. A demás en accesorios brillantes o mates el plateado da mucha elegancia al vestir y se puede llevar con todos los colores cálidos. El gris es un color elegante y muy discreto.
El verde:
Es un color poco usado por las mujeres ya que se asocia mas con el vestuario de camuflaje, sin embargo en vestidos de fiesta está muy de moda en sus tonalidades mas encendidas como el verde esmeralda, el verde acido, o el verde aguamarina.
Si vas a usar  un verde habitualmente usa el verde oliva o el verde militar y combínalo con tonos de color tierra o arena.
Café o marrón:
Este color pertenece a los colores tierra y la mejor manera de usarlo es combinado con otros tonos  de su misma gama como los colores arenas ( beige, champagne, marfil )  y colores como el bronce, oro  y ocre.
Es un color que no puede faltar en tu armario, además es el color por preferencia del cuero, se ve muy fino  y elegante en carteras, botas y chaquetas.
También úsalo con azules en toda su gama desde el azul cielo hasta el agua marina.
El azul:
El  color de casi todos los jeans, es un color que  va muy bien con el gris, los rojos y  los tonos cremas.
Si es muy oscuro al igual que el negro estiliza la figura y adelgaza, y si es muy claro  como el azul cielo es ideal para usarlo cerca del rostro ya que aporta luz a tu atuendo.
Es un color informal si lo llevas en tus jeans válido para todas las temporadas, combinado con botas altas para salir en la noche o con baletas planas para un día de picnic.

viernes, 13 de diciembre de 2013

LA NAVIDAD SE VISTE DE ROJO

Pensar que el 2013 ya casi se nos fue...
¿Que haremos en 2014? Tengo la esperanza de que se cada uno se  haremos este próximo año un poquito mas humano!


Pinchar fotos para ampliar
Por: Mª José F. Serra
Alberta Ferretti
Balmain
Bottega Veneta
Carolina Herrera
Dolce y Gabanna
Giambatista Valli
Moschino
Dolce y Gabanna
Amaya Arzuaga
Nina Ricci
Angel Schlesser
El color más impactante de la paleta vuelve para convertirse en un must de la Navidad. ¿qué color puede dar más calidez y alegría a las fiestas más importantes del año?. Para el día y para la noche, en tejidos sutiles y románticos como el encaje y la gasa, con el toque punk del cuero o con la calidez del mohair el rojo gana la partida a las brumas del invierno.
El color rojo va siempre acompañado de un calificativo que le añade una fuerza mayor: hemos oído hablar del rojo fuego, el rojo pasión, el rojo Valentino, el rojo Ferrari… además este año podemos hablar del “rojo selección” porque el equipo de la selección española de fútbol se ha vestido de rojo de punta a cabo. Algunos aseguran que es el color de la suerte ¿será verdad? 

Los diseñadores han utilizado esta temporada el rojo en distintas propuestas. El rojo ha dado vida a los estilizados vestidos largos y rectos de Carolina Herrera y Moschino, a los vestidos cortos y drapeados de Nina Ricci y a la estética años 40 de los abrigos de Botega Venetta.

La moda española también ha hecho sus pinitos con el rojo. Roberto Torretta y Angel Schlesser lo han elegido para unos vestidos muy elegantes pero urbanos y llevables y Amaya Arzuaga, la ganadora al Premio al Diseño de este año, para una de sus combinaciones favoritas con el negro. Porque el rojo de este año tiene como compañeros ideales el negro o el dorado.

En el terreno de mayor exotismo y glamour encontramos el estilo oriental de Balmain y el derroche “a la siciliana” de Dolce y Gabanna con trajes de encaje rojo, algunos con discretos bordados en negro y adornados con sus piezas bizantinas de plástico y cristal…

La paleta roja se adentra también en el futurismo de la piel y el vinilo. En el campo de los complementos resulta indispensable el bolso rojo para animar un conjunto demasiado gris o unos zapatos rojos de tacón alto para compensar el estilo algo “gótico” del negro total.

Y ¡un ultimo detalle importante! El rojo del vestido debe armonizar con el rojo de los labios. Aquí los nombres de los rojos son distintos - rubí, carmín, frambuesa, rosado- pero hay que combinarlos muy bien para conseguir un “red look” de diez.