Consideremos que para lograr una grandeza de
ánimo es necesario:
- Cada día y a lo largo del mismo pregúntate: ¿Para qué hago
esto? ¿Quiénes se benefician? ¿Puedo hacerlo mejor?
- Haz el propósito de prestar al menos un servicio diariamente
en casa, escuela, oficina o a los amigos. No olvides en tu lista: hacer lo que
más te disgusta o incomoda y a quien menos te simpatiza.
- Hoy mismo decídete a olvidar tus resentimientos, envidias y
juicios negativos respecto a los demás.
- Comienza hoy a mejorar tus modales y ten más cortesía con
todos por igual.
- Aprende a soportar las contrariedades con serenidad y a
dominar la tristeza que pudiera generarse: comentarios negativos hacia tu
persona, sean ciertos o no; el contratiempo profesional o escolar; el negocio
que no se realizó…
La magnanimidad es un excelente medio para robustecer nuestra
comprensión, el espíritu de servicio, la generosidad, el perdón y el optimismo.
Todas nuestras acciones se ennoblecen cuando están al servicio de los demás: el
consejo, la ayuda, la compañía y hasta el mismo trabajo, son los medios
ordinarios que tenemos al alcance para hacer de nuestras labores y aspiraciones
algo grande, algo fuera de lo común, algo que pocos están decididos a hacer.
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