lunes, 9 de diciembre de 2013


Espero que hayan leído la primera parte del articulo donde hablamos da la luz, piensen en esto pues tenemos que hacer la diferencia! la vida es bella solo que tenemos que saber vivir o mejor: aprender a vivirla!

                                    II parte


Estoy consciente de mi compromiso para con la sociedad?

“Desde el momento que el alma de una mujer tiene la gracia de conocer a Dios debe buscar.” – Teresa de Calcuta.

¿Cómo estoy buscando a Dios en mi vida diaria?

“Ahora todo se fusiona, cae en su lugar, desde el deseo hasta la acción, la palabra al silencio, mi trabajo, mi tiempo, mi rostro reunidos en un solo intenso gesto de crecer como una planta.” - May Sarton.

¿Cuánto medito cada día para hacer del mundo un lugar espléndido y soberano?

“Estamos en el mundo para servir a la humanidad.” - Edith Stein.

¿Cómo estoy haciendo para hacer esto realidad en la vida de los míos?

La autora norteamericanana, Joan Borysenko en su libro “A woman"s Book of life” hace una investigación profunda dentro de la psicología, biología y espiritualidad de la mujer. Se le hizo la siguiente pregunta a más de diez mil mujeres: Si pudieras retroceder el tiempo de tu vida y usar mejor tu juventud, ¿qué pedirías? La respuesta fue una: sabiduría para poder tomar las decisiones que siempre afectarán a otros. La sabiduría, es algo que debemos pedir constantemente a Dios en nuestras oraciones o meditaciones personales. La mujer de hoy, muchas veces está sumergida en ella misma y se olvida de su deber social más grande: servir a la humanidad. A todas nos une esa especial espiritualidad que sobrepasa las barreras religiosas y que se convierte en una potencia iluminadora que va más allá de las fronteras que nos separan.

La gran labor de nuestra vida consiste en algo mucho más importante que ganar dinero; encontrar una pareja; tener una carrera; criar niños; estar guapa; alcanzar la salud psicológica o desafiar el envejecimiento, la enfermedad y la muerte. La gran tarea que nos aguarda es el reconocimiento de lo sagrado de nuestra misión cotidiana, día a día, vivir conscientemente y con una expresión de profunda gratitud por las maravillas de Dios y su Creación.


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