sábado, 24 de mayo de 2014

¿La moda puede mejorar al mundo?


Un artículo aparecido recientemente en la revista “Elle” británica hablaba sobre la “conciencia” de la moda. Un tema que podría resumirse en la pregunta ¿la moda puede mejorar el mundo? Se trata de reflexionar sobre si la moda es algo frívolo que ha de servir para evadirnos y no para “concienciarnos”, o si los diseñadores deben aprovechar la enorme repercusión mediática de la moda para intentar mejorar el mundo. Una decidida atención a sus mensajes servirá para calibrar la influencia que a través de sus colecciones pueden ejercer sobre la sociedad actual.


Algunos diseñadores se distinguen por su alto compromiso social o ambiental que transmiten a través de sus creaciones. La preocupación por la naturaleza alcanza en algunos de ellos posiciones radicales como por ejemplo –como es el caso de la diseñadora Stella McCartney- no usan jamás pieles de animales en sus colecciones. Hay firmas comprometidas con el cambio climático y otras que basan su filosofía en el desarrollo de productos que respeten el entorno y emplean en sus modelos elementos tan curiosos como botones de coco o accesorios de cuero vegetal.


Además del mensaje ecológico algunos diseñadores expresan con la ropa sus opciones políticas. Hemos visto una autentica avalancha de camisetas con los rostros de lideres de distintas tendencias y recientemente el diseñador americano Marc Jacobs lanzaba una camiseta de apoyo a su candidata Hillary Clinton. En este apartado de los mensajes políticos y sociales los diseñadores británicos se llevan la palma quizá influenciados por la polémica diseñadora Vivienne Westwood. Un sondeo entre gente joven trató de que dieran su respuesta a la pregunta de si la moda debe tener “consciencia” que es lo mismo si la moda debe tener “moral”.


Ganó la opción que decía que la moda puede tener un compromiso frente a los que decían que no les interesaba el mensaje sino solo el diseño y a los que opinaban que esto era asunto de cada diseñador .Algunos tacharon de hipócritas a los diseñadores que, según ellos, expresaban sus mensajes con un único fin: vender. Estas indagaciones sacaron también a la luz su opinión no tanto sobre los mensajes como en la forma que se producen. Acusaron por ejemplo que para que Occidente disfrute de unos vaqueros de ultima moda en Oriente existe gente trabajando en condiciones infra-humanas, y que muchos fabricantes supeditan los derechos humanos a sus ganancias.


La preocupación social de la moda se deja sentir sin embargo en ámbitos cada vez más extenso: La FAO ha proclamado el año 2009 “Año internacional de las fibras naturales” y uno de sus objetivos es conseguir una mayor demanda para mejorar las condiciones de los trabajadores que dedican su vida al cultivo de estas fibras. Para ello han programado una serie de eventos entre los que figuran desfiles de modelos, exposiciones de moda etc. Todas estas acciones, como las posturas personales de algunos creadores, tienden a demostrar el compromiso que puede tener la moda en relación a los temas que nos preocupan: la explotación ecológica, los derechos humanos… No hay duda de que existen mensajes muy positivos pero existen otros que se pierden entre una percepción paradigmática de la libertad como liberación de todo tipo de lo que llaman “prejuicios” y que se mueven por móviles eróticos y sexistas despreciando otra vertiente que la moda no debe descuidar: su dimensión antropológica.


La persona humana, compuesta de cuerpo y espíritu, es el centro de la naturaleza, y esto supone tener en cuenta su dignidad y el respeto a su intimidad, tan maltratada a veces con modelos que son un vulgar exhibicionismo. Perder de vista esta dimensión de la moda, lanzar mensajes que degradan a la persona más que la enaltecen, es empequeñecer o utilizar mal su enorme poder, su capacidad de compromiso. ¿Puede la moda intentar mejorar el mundo? Puede y debe intentarlo, pero sin descuidar ninguna de sus vertientes. Esta sería la repuesta más lógica y también más audaz a esta pregunta que lanzaba entre líneas el artículo de la revista francesa.

jueves, 8 de mayo de 2014

La realización de la mujer
Todos queremos “realizarnos”. Pero no resulta fácil decir cuándo un ser humano ha conquistado la realización completa, verdadera, en su propia vida. “Realizarse” implica, por una parte, descubrir cuál es la meta profunda de nuestra condición humana. ¿Cuál podrá ser? ¿Consistirá tal vez en trabajar mucho, en ganar dinero, en divertirse, en satisfacer los propios caprichos, en estar siempre con los amigos, en aparecer en los medios de comunicación, en gozar de una oscura y “dorada” mediocridad?


En un mundo de presiona

        Notamos en seguida que existe una enorme diferencia entre la “realización objetiva” y las “realizaciones” empobrecidas que dependen de modas sociales o de caprichos personales.       


 Un joven desearía dedicarse a fondo a la vida deportiva. Sus padres,sus profesores,la sociedad,le imponen una serie de estudios y de reglas que le alejan de la soñada meta. Pero no podemos excluir que ni los planes del joven ni las imposiciones sociales corresponden siempre a algo más profundo que se oculta en cada ser humano, a una fuerza íntima que pide una oportunidad para salir a la luz, para “realizarse”.

        Lo anterior vale para todos: niños y grandes, ricos y pobres, occidentales y orientales, europeos, americanos, asiáticos y africanos. Vale, también, para los hombres y para las mujeres.
        De modo especial, la mujer de nuestro tiempo vive bombardeada por presiones y por slogans que la orientan, casi la obligan, a buscar ciertas “realizaciones”, algunas de las cuales llegan casi a ahogar bienes olvidados, o incluso a provocar comportamientos abiertamente peligrosos e innaturales.
        Noticias recientes nos han puesto en guardia, por ejemplo, ante la búsqueda de la delgadez como si fuera un absoluto. Tal obsesión invade a miles de adolescentes y no tan adolescentes por “conservar la línea”, con degeneraciones que llevan a la anorexia y a la muerte de personajes famosos o a la ruina de adolescentes en el umbral de la vida.
        No es tan noticia, aunque cada vez tomemos más conciencia de ello, que millones de mujeres desearían casarse jóvenes y acoger en seguida a uno o varios hijos. Viven, sin embargo, prisioneras de un sistema económico y de una cultura que ha dado un valor absoluto a la conquista de un buen nivel de vida, hasta el punto de llevarlas año tras año a retrasar el matrimonio y la maternidad.
        Y cuando nace un hijo, surgen entonces tensiones profundas. ¿La casa o el trabajo? ¿El hijo, los hijos, o la realización profesional?
        No hemos de tener miedo a buscar, seriamente, la respuesta a la pregunta: ¿cuál es la realización profunda de la mujer? No podemos decir que sea algo que depende de los distintos contextos sociales, de los niveles de educación, de las elecciones individuales. La mujer, como el varón, tiene una estructura íntima y profunda que busca “realizarse”, salir a la luz, más allá de los caprichos del momento, por encima de las modas impuestas por sociedades muchas veces obsesionadas por la producción y deshumanizadas respecto de lo que embellece la vida humana.
Mirarse a sí misma


        La realización de una mujer requiere mirar hacia el propio corazón para, desde allí, notar una llamada primitiva y profunda (ineliminable, como el bulbo raquídeo, como el ciclo menstrual con su fecundidad fascinante), a darse, a servir, a dejar de lado sueños de modelo o conquistas de igualitarismos no siempre liberatorios para ser ella misma. Así será posible abrirse a la bellísima tarea de amar y dar vida. Una tarea a la que también estamos llamados los hombres, pero que no podemos descubrir ni aprender si no es a través de la ayuda y el ejemplo que nos dan las mujeres que viven a nuestro lado.
        Habrá buenos trabajadores, buenos padres, buenos esposos, si hay mujeres que sean plenamente mujeres: promotoras de justicia y de paz, de alegría y de esperanza, de amor y de vida (esposas madres junto a esposos padres). Mujeres realizadas plenamente, porque han roto con esquemas reductivos que las aprisionaban, porque se han abierto a riquezas íntimas que embellecen los corazones y producen sonrisas fascinantes.

domingo, 4 de mayo de 2014



Un corte de pelo para cada cara


Redondo: Ángulos poco definidos, con formas muy suaves, barbilla y pómulos poco Redondo: Ángulos poco definidos, con formas muy suaves, barbilla y pómulos poco marcados y mejillas anchas, como Cameron Díaz. Para sacar partido en las formas redondeadas con los cortes de pelo, hay que marcar ángulos e intentando alargarlo. Díaz. Para sacar partido en las formas redondeadas con los cortes de pelo, hay que marcar ángulos e intentando alargarlo.


Alargado: un rostro alargado como el de Sara J.Parker, necesita cortes de pelo que favorezcan la anchura, es decir, que den el efecto óptico de que hay más volumen en los laterales de la cara. Los cortes a la altura de la barbilla son ideales, o con mechones que enmarquen el rostro y caigan a esa altura. También te irán bien los flequillos largos con capas cortas cerca de la cara, para resaltar los pómul




Corazón: mejillas fuertes, y una barbilla fina muy marcada, creando una silueta parecida a la de un corazón, como por ejemplo el de Jennifer Aniston. Te favorece mucho los cortes de pelo con capas en la parte delantera, con mechones que enmarquen la cara. No te recomiendo raya en medio muy definida porque marcará aún más los rasgos, ni una melenita corta porque sucederá lo mismo.




Cuadrado: frente y mentón anchos, con una barbilla muy poco definida y los contornos demasiado rectos. Para suavizar esa mandíbula ,es recomendable optar por looks de cabello largo, preferiblemente con rizos y ondas. Un flequillo a la altura de las cejas también nos puede ayudar a conseguir más equilibrio


Ovalado: es la forma más deseada, la más simétrica y a la cual favorecen casi todos los peinados. Son más anchos en las mejillas que en la frente o el maxilar. Es considerada como la cara ideal y la que más se beneficia de cualquier look. Por ejemplo Charlize Theron que se ha hecho mil cortes de pelo y casi todos le quedan más menos bien.






Rectangular: tienen la mandíbula recta y la frente del mismo ancho, es más larga que ancha, por ejemplo Diane Kruger. Lo que más te favorece es acortar visualmente la cara.






jueves, 1 de mayo de 2014



Lo que me encanta de esas mujeres es su feminidad, el buen gusto.

Creo que no es necesario gastar tanta $$ en ropa, basta el estilo y la elegancia.
Esto dice todo. Quizás no todos estén de acuerdo, pero gusto no se discute...

Charlène de Mónaco vestida de blanco - TELVALeticia Ortiz con falda de flores - TELVA


Kate Middleton vestida de azul - TELVAKate Middleton con abrigo de primavera - TELVA


Como siempre Kate Middleton y compañía han sido las primeras en adoptar las tendencias de la temporada. Los vestidos en color amarillo, las faldas lápiz y los looks en blanco son algunas de las piezas que ya hemos podido ver en los estilos de las royals.
Leticia Ortiz sabe adaptar las piezas de temporada a su estilo chic y elegante. La Princesa de Asturias es una eterna enamorada de las faldas y su última adquisición, una falda en print floral con vuelo, nos ha rechiflado.
Charlène de Mónaco nos ha dejado boquiabiertas con el total look blanco que llevó esta semana en el Montecarlo Masters y su palazzo vaporoso que acompañó con un blazer de corte masculino.Pero si hay alguien que sabe llevar las tendencias al terreno Royal es laDuquesa de Cambridge. Esta vez, Kate nos ha deleitado con un abriguito de primavera en azul cielo. La Princesa británica no sólo sabe adaptar las tendencias en colores y estampados sino que además elige las siluetas más aclamadas y las suma a su guardarropa.