En un mundo de presiona | Notamos en seguida que existe una enorme diferencia entre la “realización objetiva” y las “realizaciones” empobrecidas que dependen de modas sociales o de caprichos personales. Lo anterior vale para todos: niños y grandes, ricos y pobres, occidentales y orientales, europeos, americanos, asiáticos y africanos. Vale, también, para los hombres y para las mujeres. De modo especial, la mujer de nuestro tiempo vive bombardeada por presiones y por slogans que la orientan, casi la obligan, a buscar ciertas “realizaciones”, algunas de las cuales llegan casi a ahogar bienes olvidados, o incluso a provocar comportamientos abiertamente peligrosos e innaturales. Noticias recientes nos han puesto en guardia, por ejemplo, ante la búsqueda de la delgadez como si fuera un absoluto. Tal obsesión invade a miles de adolescentes y no tan adolescentes por “conservar la línea”, con degeneraciones que llevan a la anorexia y a la muerte de personajes famosos o a la ruina de adolescentes en el umbral de la vida. No es tan noticia, aunque cada vez tomemos más conciencia de ello, que millones de mujeres desearían casarse jóvenes y acoger en seguida a uno o varios hijos. Viven, sin embargo, prisioneras de un sistema económico y de una cultura que ha dado un valor absoluto a la conquista de un buen nivel de vida, hasta el punto de llevarlas año tras año a retrasar el matrimonio y la maternidad. Y cuando nace un hijo, surgen entonces tensiones profundas. ¿La casa o el trabajo? ¿El hijo, los hijos, o la realización profesional? No hemos de tener miedo a buscar, seriamente, la respuesta a la pregunta: ¿cuál es la realización profunda de la mujer? No podemos decir que sea algo que depende de los distintos contextos sociales, de los niveles de educación, de las elecciones individuales. La mujer, como el varón, tiene una estructura íntima y profunda que busca “realizarse”, salir a la luz, más allá de los caprichos del momento, por encima de las modas impuestas por sociedades muchas veces obsesionadas por la producción y deshumanizadas respecto de lo que embellece la vida humana. |
Mirarse a sí misma |
Habrá buenos trabajadores, buenos padres, buenos esposos, si hay mujeres que sean plenamente mujeres: promotoras de justicia y de paz, de alegría y de esperanza, de amor y de vida (esposas madres junto a esposos padres). Mujeres realizadas plenamente, porque han roto con esquemas reductivos que las aprisionaban, porque se han abierto a riquezas íntimas que embellecen los corazones y producen sonrisas fascinantes.
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jueves, 8 de mayo de 2014
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